El biopic como herramienta de reflexión cinematográfica
Para este año en el que nos encontramos, Pablo Larraín, el considerado por muchos como el gran capo del cine chileno (y sin duda uno de los mayores talentos con el que actualmente cuenta el panorama latinoamericano), pretende dar el salto definitivo a la fama internacional con dos películas en la agenda. Tanto una como la otra orbitan alrededor de personajes históricos. La segunda, presentada hará dos semanas en la Sección Oficial del Festival de Venecia, lo hace alrededor de Jacqueline Kennedy (encarnada por una Natalie Portman espectacular, por cierto); la primera, la que ahora nos ocupa, hace lo propio alrededor de Pablo Neruda (correspondido, cómo no, con un igualmente estupendo Luis Gnecco). Podría parecer un biopic a la vieja usanza, dedicado al mítico poeta y político, pero no es así. De clásica sólo tiene la apariencia... de la apariencia, todo lo demás, obedece a una conciencia tan moderna como certera en la consecución de sus propósitos. De falsas identidades va el asunto; de explorar las posibilidades de la “antibiografía”, también. El objetivo, más que contarnos y/o ensalzar episodios más o menos relevantes en la vida de Neruda (base que obedecería a lo que las películas de dicho género nos tienen acostumbrados), es el de fundir los elementos. Todos. El gato con el ratón; el cazador con el cazado; el perseguidor con el perseguido; la realidad con la ficción; la historia con la Historia y, claro está, la poesía con el cine. En esto último se queda Larraín, y ahí mismo nos deja a nosotros, en un producto que es cine en estado puro, y que hace con los géneros aquello que más le conviene (sin necesidad de pervertir a ninguno de ellos), para que el alma del artista (tanto el homenajeado como quien le homenajea) se mezclen también para sumar, y en ningún caso para estorbarse la una con la otra. El resultado es, sobre el papel, tan frío como el de la operación matemática más simple; sobre la pantalla, tan abrasador que hasta derretiría toda la nieve de los Andes.