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NUEVA HOJA DE RUTA EN CATALUNYA

El «sí» de la CUP al president, sin cheque en blanco a los presupuestos

El president, Carles Puigdemont, superó ayer la cuestión de confianza gracias a los votos de la CUP, que, sin embargo, se negó a firmar un cheque en blanco para aprobar los presupuestos. Sí pidió, por contra, poner fecha al referéndum, para el que propusieron pregunta: «¿Quiere que Catalunya se convierta en una república independiente? ¿Sí o no?»


Sin sorpresas sobre el escenario previsto, la mayoría independentista del Parlament de Catalunya chutó ayer la pelota hacia adelante y dio su apoyo unánime al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, que superó sin problemas la cuestión de confianza que él mismo planteó después de que la CUP tumbase la tramitación de los presupuestos. Salvado el match ball, sin embargo, la cuestión de fondo sigue presente, ya que la izquierda independentista no se comprometió a aprobar unas cuentas que todavía no ha visto. Eso sí, se mostró dispuesta a negociar lo que sea necesario. Los presupuestos prometen, por lo tanto, nuevos episodios de tensión que, en cualquier caso, se desarrollarán sobre un nuevo fondo de pantalla: el referéndum anunciado el miércoles por el mismo Puigdemont.

En la segunda sesión de la cuestión de confianza, ayer fue el turno de los partidos políticos. Conocida la negativa del resto, el principal interés lo generó la intervención de la CUP, cuyos votos eran indispensables para que Puigdemont siguiese en el cargo. La diputada Anna Gabriel se sumó sin dudarlo al anuncio del referéndum, asegurando que «es la vía para dirimir de forma democrática el conflicto con el Estado español». Es más, pidió poner fecha al plebiscito en el debate de política general de la semana que viene y llegó a proponer una pregunta: «¿Quiere que Catalunya se convierta en una república independiente? ¿Sí o No?»

Gabriel reiteró que para la CUP la vía del pacto con el Estado es una vía muerta y advirtió contra las tentaciones de devaluar lo que reivindican como un referéndum unilateral, palabra evitada el miércoles por Puigdemont. «No hay sustitutivo del referéndum; ni proceso participativo, ni consulta, ni nuevas elecciones plebiscitarias ni elecciones constituyentes. Ya lo dijo usted ayer: o referéndum o referéndum», apuntó.

Sobre las cuentas, Gabriel aclaró que no rechazan de entrada «la posibilidad de dar apoyo a unos presupuestos que permitan cerrar la legislatura», pero negó el cheque en blanco para aprobarlos: «Como puede comprender, no votaremos unos presupuestos antes de verlos». En este sentido, reivindicó unas cuentas públicas que sean «una herramienta para ganar el referéndum». «Este país necesita unos presupuestos concebidos como un instrumento de redistribución de la riqueza, que pongan diques de contención a las políticas de debilitamiento de los servicios públicos y a las privatizaciones», añadió sobre unas cuentas cuya negociación dará más de un titular en los próximos meses.

Cambio de tono, no de fondo

También la intervención de Catalunya Sí que es Pot (CSQP), cuya principal bandera en la cuestión nacional es el referéndum pactado, generó cierta expectación, dado el anuncio realizado en la víspera por Puigdemont. Tal y como estaba previsto, la coalición formada por Podemos e ICV-EUiA se alineó con el unionismo para votar en contra del president, pero aplaudió la «modulación» de su discurso y reivindicó un referéndum «útil y sin atajos, que tenga efectos jurídicos y políticos».

Y sin embargo, ante la probable vía unilateral que el referéndum tendrá que seguir para poder realizarse, su portavoz, Lluís Rabell, no se movió un milímetro y reiteró que el plebiscito debe ser «reconocido por todos» y aceptado «por todas las partes implicadas». También aseguró, obviando el espectáculo montado ayer mismo en Ferraz, que «España está cambiando» y que el referéndum pactado será posible. En su turno de réplica, la pregunta de Puigdemont, que agradeció a Rabell el tono y a la CUP su voto, fue evidente: «Cuando nos vuelvan a decir no, ¿qué?».

En el unionismo no hubo novedades. Desde el PSC, Miquel Iceta negó la legitimidad del Govern para convocar un referéndum; desde Ciudadanos, Inés Arrimadas ensalzó a Urkullu y acuñó el concepto «neveréndum», mientras que desde el PP, Xavier Garcia-Albiol, negó que Puigdemont esté secuestrado por la CUP: «Usted es de la CUP, piensa y actúa como ellos».

Elisenda Paluzie

 

«La diferencia con el 9N es que el referéndum debe ser vinculante»

¿Por qué el referéndum?

Por muchos motivos. Porque es lo que más apoyo suscita en Catalunya, ya que hay más partidarios del referéndum que de la independencia. También por la legitimidad externa, porque la manera de ejercer la autodeterminación es el referéndum. Sus resultados son mucho menos dicotómicos y evitan resultados como los del 27S, que nos debilitaron.

¿Sirve para acercar a los «comunes»?

Ya se verá, pero si no los acerca, los pondrá en evidencia. Se dicen soberanistas, así que no podrán oponerse sin grandes contradicciones.

¿Es homologable un referéndum sin el «no»?

Niego la mayor. En el 9N unas 100.000 personas votaron en contra. Hay que recordar que el Código de Venecia de buenas prácticas para los referéndums dice que no se deben establecer quorums de participación, porque otorga a los contrarios al referéndum la posibilidad de atribuirse la abstención.

¿No es un peligro acabar repitiendo el 9N?

La ventaja de haber hecho el 9N es que ya sabemos qué no debemos hacer. Mas dijo que no generaría un mandato democrático, así que lo que tenemos que hacer es decir bien claro que el resultado del referéndum será vinculante. En el 9N se intentó respetar la legalidad española hasta el último momento, ahora debemos aplicar el derecho a la autodeterminación con una legislación propia. Además, en el 9N no quisieron utilizar un censo electoral; ahora será necesario. La Generalitat tiene suficiente capacidad.

Ferran Requejo

 

«Un RUI dentro del Estado español está condenado al fracaso»

No le gusta la idea del referéndum unilateral.

Creo que hacerlo dentro del marco legal español está condenado al fracaso. No tiene garantías legales y el Gobierno español no lo dejaría hacer. Si pese a ello se hiciese, la participación sería baja, como la del 9N o peor, cosa que no legitima el resultado ni a nivel de Catalunya ni a nivel internacional. Además, no tiene un apoyo consensuado dentro de todo el independentismo.

Dicen que servirá para atraer a los «comunes».

No creo que este espacio político se mueva de la ambigüedad calculada en la que están. Son un grupo conservador que acaba legitimando el estatus quo, porque saben que un referéndum pactado es, en la práctica, imposible.

¿Qué alternativa propone?

La posibilidad de un referéndum pactado siempre debe estar abierta, pero si la demanda sigue sin respuesta, la validación de la independencia en las urnas debe venir después de proclamarla, con un marco legal que solo dependa del Parlament. Pero para eso debes ser capaz de aguantar la independencia y eso requiere tiempo.

¿Un año es insuficiente?

Francamente, lo veo muy justo. No solo necesitas las estructuras, también debes prever planes de contingencia en todos los ámbitos, porque la respuesta del Estado será brutal. Debes estar bien preparado para que la independencia, primero, resista y, luego, se desarrolle.