Sánchez se juega su futuro al frente del PSOE con el partido enfrentado
O abstención al PP y gestora o apoyo al plan de congreso de Pedro Sánchez e intento de «Gobierno transversal». Esa es la disyuntiva en la que el secretario general del PSOE quiere ubicar el Comité Federal que se celebra hoy. Oficialistas y críticos siguen enfrentados hasta tal punto que no están de acuerdo ni en el orden del día del cónclave.
O el PSOE se abstiene y permite gobernar a Mariano Rajoy, constituyendo además una gestora, o se convoca un congreso y se intenta un «Gobierno transversal» que, en realidad, estaría más cerca de las terceras elecciones. Este es el órdago lanzado anoche por Pedro Sánchez, secretario general de Ferraz. Compareció en la sede, sin preguntas y con un discurso claro: si él no se impone en el Comité Federal de hoy estaría más cerca un Ejecutivo del PP. Una jugada con la que pretende ganarse el favor de las bases, que en teoría son más reacias que muchos «barones» a la «abstención técnica».
Hoy no solo se juega su futuro Pedro Sánchez. De lo que ocurra en el Comité Federal que comienza a las 9.00 en la sede de Ferraz depende también qué ocurrirá con el PSOE en los próximos meses y años. Nunca en los últimos 40 años el partido había estado tan dividido ni había sufrido una situación tan delirante. La ruptura llega hasta tal punto que los dos sectores, el afín a Sánchez, secretario general, y el liderado por Susana Díaz, presidenta de Andalucía, no reconocen ni siquiera un mismo orden del día. Es como si estuviesen convocados dos cónclaves a la misma hora y en el mismo lugar. A pesar de las reuniones de los equipos negociadores, el encuentro de hoy tiene ambiente de choque de trenes.
Antes de la maniobra de Sánchez, el vodevil público tuvo ayer otro episodio en Ferraz, que sigue vacía, únicamente utilizada por los fieles a Sánchez y con los periodistas rodeándola. Por la tarde, tres de los cinco miembros del Comité de Garantías –Inés Ayala, María Jesús Montero y Wilfredo Jurado– entregaron un documento en el que daban la Ejecutiva por disuelta y abogaban por la constitución de una gestora. Lógico, teniendo en cuenta que los tres forman parte del grupo de los críticos. «Ningún sentido encontramos a la existencia de un órgano colegiado que no pueda siquiera constituirse en sesión y, en consecuencia, mucho menos adoptar acuerdo alguno», afirma el informe. Su problema es que no habían sido convocados oficialmente, ya que la presidenta del órgano es Isabel Celáa, alineada con Sánchez.
En la batalla orgánica, los críticos tienen todas las de perder. De nada les sirve tener mayoría en la comisión de garantías si su presidenta no llama a una reunión y la dirección no reconoce el dictamen. Los afines al secretario general solo concedieron que el órgano se reúna mañana por la tarde. Es decir, una vez que haya tenido lugar el Comité Federal y cuando, según sus planes, se haya aprobado el calendario para primarias y congreso extraordinario.
La única baza que los disidentes pueden intentar utilizar es la de Verónica Pérez, presidenta de la Mesa del Comité Federal y mano derecha de Díaz en Sevilla. El jueves se presentó en Ferraz como «única autoridad» en el partido y el informe de los críticos le otorga la potestad para decidir qué se debate hoy. En esta guerra de legitimidades da la sensación de que manda el que tiene las llaves de Ferraz, que en este caso, es la Ejecutiva. Así que habrá que ver cómo se gestiona la disputa por el orden del día. Sánchez no tomará la palabra en primer lugar. Sin embargo, ha cambiado el guion para obligar a sus críticos a retratarse junto al PP. Su objetivo es ganar la votación, no entrar en debates.
Los críticos solo tienen una baza: ser mayoría y tumbar el plan de Sánchez, a la espera de ver cómo eluden la disyuntiva en la que el secretario general les ha ubicado. Ellos abogan por una gestora, pero a no ser que se marchen de la reunión, a hechos consumados están reconociendo las decisiones adoptadas por la Ejecutiva.
En caso de que hoy lograsen imponerse, el siguiente movimiento que podrían hacer sería la moción de censura. Para ello necesitan al 20% de los participantes en el comité y el voto mayoritario del cónclave. Si lo lograsen se llegaría al punto en el que quisieron ubicarse a través de las dimisiones: descabalgar al secretario general, poner en marcha una gestora y pilotar la renovación del partido con otros tiempos. Habría que ver si, en este proceso, llegaría una abstención para que gobierne Mariano Rajoy o unas terceras elecciones con un candidato diferente. Eso es lo que dice Sánchez, aunque no todos los «barones» lo comparten. Hoy será un día épico en Ferraz.
Guerra de declaraciones y previsión de movilizaciones ante el Comité Federal
La guerra en el PSOE se libra en diversos ámbitos. Por un lado, está la batalla interna por la gestión del Comité Federal. Por otro, el conflicto mediático, con líderes afines a Pedro Sánchez y a Susana Díaz intercambiándose mensajes a través de la prensa. Por si fuera poco, el cónclave de hoy podría escenificar también las tensiones existentes en las bases. Se había convocado un «Rodea Ferraz» y desde municipios como Manresa se fletaron autobuses para apoyar al secretario general, pero finalmente la dirección, que se calificaba a sí misma «en funciones», emitió un comunicado en el que instaba a sus militantes a no manifestarse en los alrededores de la sede. Otra cosa es que esta recomendación sea obedecida, ya que otras fuentes del partido confirmaban a GARA que la movilización iba a desarrollarse. En principio, la delegación del Gobierno español ha reforzado la presencia policial en Ferraz, aunque no quieren dar imagen de sede bunkerizada. No se puede olvidar que, por ejemplo, en Valencia se han registrado concentraciones ante las oficinas del PSPV para exigir la dimisión de Ximo Puig, presidente de la comunidad y alineado con los disidentes.
«Primero hay que dar un gobierno a España y después hablar del PSOE». El exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba abría fuego contra Sánchez y se alineaba con las tesis de Díaz. «Si yo soy secretario general del PSOE y un día bajo a la sala de la Ejecutiva y me encuentro que de los 38 miembros elegidos solo tengo al lado a quince, haría dos cosas: primero, le preguntaría a mi secretario de Organización si tenemos quorum. Y dos, cogería el teléfono y me pondría a hablar y dialogar», argumentó. En la misma línea, Miguel Ángel Heredia, presidente del grupo parlamentario del PSOE en el Congreso, insistía en que «España lleva un año sin gobierno y eso requiere que nos pongamos a buscar una solución a esta cuestión, y cuando la resolvamos, será el momento de convocar tranquilamente, con tiempo de reflexión, un congreso federal».
Los fieles de Sánchez también desenfundaron. Uno de los principales fue Josep Borrell, exministro y frustrado candidato que se impuso en primarias en 2000, pero fue tumbado por el aparato. «Si esto fuera un golpe de Estado, que no lo creo, estaría organizado por un sargento chusquero», ironizó, para después exigir «claridad» a los disidentes. «Díganme ustedes qué quieren hacer de una vez», les retó.A. PRADILLA