Hace tiempo que quienes nos dedicamos a seguir y plasmar la actualidad de Ipar Euskal Herria venimos diciéndolo y escribiéndolo. La percepción de las agresiones sexistas es en estos lares, como en el conjunto del Estado francés, muy diferente con respecto al sur del país.

Nueva prueba de ello es lo ocurrido tras la denuncia de un grupo de chicas de Durango que hace un mes fueron objeto de tocamientos e insultos por parte de unos jugadores del club de rugby ASB de Baiona como reveló el club durangarra DRT ante la falta de respuesta a la petición de explicaciones cursada a su homólogo labortano.

El pasado fin de semana el presidente del ASB, Gilles Peynoche y el concejal de Deportes Cyrille Laiguillon se reunieron con los responsables de DRT para intentar restablecer las relaciones deportivas. En el encuentro acordaron algunos compromisos como el de una carta de excusas a las chicas y la elaboración de un protocolo de buena conducta.

Mientras Juan Manuel Iriondo, presidente de DRT queda a la espera de que dichos compromisos se concreticen, Peynoche ha dado por zanjado el asunto. Es más, ha dicho que «se han dado cuenta de SU problemática» en referencia al contexto local de Durango en el que existe una gran sensibilidad sobre la cuestión de las agresiones sexistas [Sud-Ouest dixit].

Pues harían bien en apearse de la que no tienen ellos porque les recuerdo que los agresores son de los suyos. No creo que las durangarras sean especialmente «sensibleras» pero, hartitas ya de callar, se han vuelto «guerreras».