Joseba ITURRIA
CICLismo

Un Tour con un recorrido extraño

Reduce el número de puertos a pesar de pasar por los cinco macizos montañosos y empieza y se decide con dos cronos individuales.

El recorrido del Tour de 2017 se presentó ayer en el Palacio de Congresos de París con la reducción del número de puertos a pesar del paso por los cinco macizos montañosos como aspecto más destacado. Solo habrá dos etapas en Pirineos y otras dos en los Alpes y las tres llegadas en alto en puertos como La Planche des Belles Filles, Peyragudes e Izoard no tienen gran dureza, por lo que la crono inicial de Düsseldorf y la final de Marseille, aunque entre las dos suman solo 36 kilómetros, pueden marcar más diferencias.

La primera semana es atípica porque comienza en Düsseldorf con una crono de 13 kilómetros, cuando lo normal es empezar con una prólogo más corta. Quizás se busca que el campeón mundial contrarreloj, Tony Martin, se vista de amarillo ante sus aficionados. Tampoco es normal que solo haya una etapa en un país extranjero que acoge el Grand Depart porque ya la segunda acaba en Liège, pero con un recorrido que nada tiene que ver con su clásica decana.

Al día siguiente se acaba en una cota y en la quinta etapa en una meta de La Planches des Belles Filles en la que han ganado Froome y Nibali y con un final que presenta rampas del 22%. Y también son montañosas las llegadas del fin de semana con el final en la estación des Rousses tras una subida de once kilómetros, los mismos que quedarán a meta por encima de los mil metros de altitud, y una jornada exigente con 4.600 metros de desnivel y puertos muy duros como el Biche, el Grand Colombier por su vertiente más dura y el Chat, con una media del 10,3% en 8,3 kilómetros de subida y que se corona a 26 de la meta.

Los Pirineos, descafeinados

Después de tres jornadas de montaña en la primera semana en los Vosgos y el Jura, los Pirineos quedan descafeinados con solo dos etapas y entre semana. El jueves se acaba en al altipuerto de Peyragudes tras 214 kilómetros y las subidas de Ares, Mente, Balés y Peyresourde, y al día siguiente hay una etapa de solo 100 con Latrape, Agnes y el duro Muro de Péguère, con tres kilómetros finales al 12,3%.

Tras dos etapas en el Macizo Central, en las que destaca el puerto inédito de Peyra Tallade, con una parte central dura, se llegará a los Alpes. Allí habrá una etapa reina de 4.700 metros de desnivel, aunque el Galibier queda a 28 kilómetros de meta, y solo se sube el col de Vars a 49 del final en el mítico Izoard.

Tampoco es normal que la última etapa de montaña sea el jueves. En los últimos años el Tour buscaba un final emblemático en la penúltima etapa, pero ha preferido que, si no se ha decidido la general, lo haga la crono de 23 kilómetros con final en el campo de fútbol del Marsella.

Froome prefería más contrarreloj

Chris Froome, ganador de tres de los cuatro últimos Tours, dijo tras la presentación que «es un recorrido muy difícil como siempre. No conozco todos los puertos, no he visto el Izoard por ejemplo, y me llama la atención la etapa de Chambéry. Se va a decidir en la montaña. Prefiero más contrarreloj. Esta vez solo hay un prólogo y 23 kilómetros al final –suman 36 por los 54,5 de este año–. Pero es el Tour. Esto cambia todos los años».

El segundo clasificado de 2016, Romain Bardet, destacó que «es un recorrido menos duro que otras ediciones. El encadenamiento en montaña me parece menos intenso y el año pasado la diferencia se hizo así».

Nairo Quintana, tercero en el último Tour y ganador de la Vuelta, no fue a la presentación y vía twitter trasmitió que «algo por reconocer, mucho por analizar. Se inicia el conteo regresivo para un nuevo sueño del Tour 2017». Su equipo, el Movistar, recogió el cuarto premio como ganador del World Tour ayer en la previa del Tour de Abu Dhabi, que desde hoy cierra el calendario. J.I.