La madre del cordero, y no la de los dragones

En los últimos días percibo cierto grado de excitación supino entre los seguidores vascos de ‘‘Juego de Tronos’’, que no acabo de comprender por mucho que entiendo que la serie televisiva pueda ser atrayente para millones de personas en el mundo, convirtiéndola en la «más vista de la historia». Sucedió cuando se grabaron escenas de la sexta temporada en Bardenas y la historia se ha repetido ahora con la elección de los arenales de Muriola e Itzurun, así como San Juan de Gaztelugatxe, para que Jon Nieve, Tyrion Lannister y Daenerys Targaryen pisen de nuevo tierra vasca para protagonizar alguna de sus escaramuzas.

Los nombres de Barrika, Bakio, Bermeo y Zumaia se repiten en informaciones relacionadas con esta gran producción de David Benioof y Daniel B. Weiss para la cadena HBO, al igual que los intentos de los más fans por participar como extras o simplemente permanecer durante horas apostados en una zona acotada hasta por una patrullera de la Guardia Civil. Nadie duda de la publicidad, queda por ver los supuestos beneficios que traerá a esos pueblos.

Nadie ha visto, así aseguran, a la madre de dragones. No sabemos si en esta entrega Daenerys estará más cerca de recuperar el Trono de Hierro gracias a alguna estratagema de Tyrion Lannister, o si el hijo bastardo de Eddard Stark conseguirá volver a controlar Invernalia. Lo que atisbo es que nuestros gobernantes se empeñan, a falta de inversión en proyectos estratégicos que sirvan de motor de nuestra economía, en fiarlo todo a la fantasía de propuestas como ‘‘Juego de Tronos’’. En fin.