Últimamente he leído y oído referencias al llamado “efecto Decathlon” y “efecto Calleja” en relación al supuesto aumento de los rescates y accidentes en la montaña. El primer efecto alude a una supuesta falta de preparación en gente que se equipa a la última y se lanza a aventuras de montaña sin preparación para desenvolverse en un medio tan especial. El segundo se relaciona con la influencia del televisivo Jesús Calleja en gente que se anima a emular sus supuestas proezas, aparentemente tan al alcance de todos. Creo que ha sido el periódico sensacionalista “El confidencial” el que ha popularizado los términos aunque el primero se le adjudica a Jordi Jané, consejero de interior de la Generalitat. El caso es que no hay realmente cifras ni datos reales que relacionen esta siniestralidad con el número (aumento) de practicantes de actividades de montaña con lo que estamos en el tema de siempre de hablar por hablar. Ni Calleja (que lo único que hace, si acaso, es exagerar sus actividades) ni Decathlon, ni, podemos añadir Killian Jornet, tienen culpa de nada. Si somos lo suficientemente imbéciles para creernos Killian Jornet e intentar la ascensión de la Innominata al Mont Blanc con su equipo ultraligero, tenemos bien merecida una nominación (con fuerte probabilidad) al premio Darwin aunque ello no debiera conllevar la negación de un rescate. Como personas tenemos nuestra propia responsabilidad a la hora de tomar decisiones.