Derbis, pasión y goles
Empate en el duelo más caliente de Europa entre Wisla y Cracovia, Torino es juventina, y Müller y Vardy pusieron fin a su sequía.
Dicen que los ultras polacos están entre los más peligrosos del variopinto mapamundi de los graderíos. Dicen que los más exarcebados seguidores del Legia Varsovia están en la cúspide de ese más que dudoso honor. Meridianamente organizados a partir de la década de los años setenta, no fue hasta la aparición del movimiento Solidarnosc cuando tomaron cierta identidad ideológica apoyando a la entonces determinante para Polonia corriente sindical liderada por Lech Walesa. Influenciados más tarde por la cultura skinhead, por la depresión económica y social de los años noventa, algunos de esos grupos de aficionados se fueron radicalizando de tal manera que hoy el fútbol polaco da cobijo al que se define como el derbi más apasionado y crispado del panorama europeo, el que enfrenta cada campaña a los irreconciliables Wisla Cracovia –por el río Vístula, que baña la urbe– y Cracovia –en castellano, porque fue bautizado con su forma latina–. Este pasado fin de semana se vieron las caras.
Rivales desde la cuna, la época bajo influencia de la URSS agigantó las diferencias, entre un Wisla auspiciado por los poderes policiales y un Cracovia claramente anticomunista. Un caliente derbi que por algo ha sido bautizado como Święta Wojna o Guerra Santa, y eso en una ciudad conocida como ‘la de los cuchillos’... ¿Por qué? Porque fueron las dos únicas aficiones que rechazaron las peleas sin armas.
Pasy o rayados, y ‘judíos’. Los primeros solían imitar el sonido de las cámaras de gas ante la hinchada rival, en tanto los segundos, entre los cuales ya apenas quedan hebreos, mantienen ese apodo solo por fastidiar a sus contrarios. A cambio, los del Cracovia llaman ‘perros’ a sus oponentes porque así se conocía a la policía secreta en los años del Telón de Acero. Lo dicho, enemigos a las puertas –sus estadios apenas se distancian ni un kilómetro– que revivieron su particular ‘Guerra Santa’ con empate final y parón a las mediocres aspiraciones de ambos, situados de media tabla para abajo en la Ekstraklasa.
En Lisboa se vivió otro partido de rivalidad, el clásico Derby da Capital entre un Benfica líder y un Sporting de Portugal tercero, que se resolvió a favor de las ‘Águilas’, con lo que la diferencia de puntos se agranda todavía más que la avenida Circular que divide los estadios de ambos conjuntos lisboetas. Más de un siglo de enconamiento futbolístico, incluso llegaron a litigar por el fichaje del gran Eusebio, que jugaba en Mozambique en un filial de los ‘Leones’ y acabó vestido de rojo. El tercero en discordia en el campeonato luso, el Porto, mantiene el pulso en la segunda plaza, sustentado en un Iker Casillas que solo ha concedido un gol en sus últimos nueve partidos, segunda vez que lo logra en toda su carrera.
El resurgir de un viejo guerrero como el colombiano Radamel Falcao, que tras unos años en los que su estrella se había apagado, ha vuelto a recuperar la fiereza de su apodo. ‘El Tigre’ está liderando a este nuevo Mónaco, segundo a un punto de la cabeza. Y es que 7-0, 6-2, 3-0, 4-0, 5-0, 4-0 son los últimos marcadores a favor de los del Principado, donde el delantero ‘cafetero’ suma 10 goles en los últimos 11 partidos. Los monegascos se aprovecharon esta jornada del empate entre el PSG y el líder Niza, después de que los de la Costa Azul ganaran 0-2 al descanso y Cavani empatara con dos dianas. Todo abierto en la Ligue 1, donde los analistas colocan al Mónaco como favorito.
Perdió el Leipzig ante el colista
Un favoritismo que en la Bundesliga ha recuperado en parte el Bayern. Los renanos aprovecharon el primer tropiezo del sorprendente RB Leipzig para encaramarse al liderato en igualdad de puntos. Los de Red Bull visitaban la casa del colista y el Ingolstadt de Frankenstein le infligió, 1-0, su primera derrota en cuatro meses. Un traspiés que el Bayern no pasó por alto y de paso goleó 5-0 a un venido a menos Wolfsburgo. Marcó Robben, que parece estar de dulce, anotó un doblete un Robert Lewandowski que acaba de renovar hasta 2021 y, ¡eureka!, 999 minutos después, cuatro meses más tarde de haber visto portería por última vez, se estrenó como goleador Thomas Müller. A 10 de diciembre, cuando la campaña pasada a estas alturas sumaba ya 13 dianas. El próximo miércoles día 21, un Bayern-Leipzig para despedir el año.
Y si en Alemania ya se empieza a hablar de este choque en las alturas, qué decir en Italia. Este sábado, Juventus-Roma, en 42 minutos se agotaron ayer las entradas a la venta para los seguidores giallorossi. Primero contra segundo, separados por cinco puntos. Los capitalinos vienen de ganar 1-0 al Milan, tercer claficado, en tanto los bianconeri vienen de hacer lo propio en el eterno Derby della Mole, el que dilucida quién manda en Turín, si Juventus o Torino. Mario Soldati, famoso novelista y director de cine italiano, definía al Juventus como «el equipo de los caballeros, de los pioneros de la industria, de los Jesuitas, de los biempensantes y de los burgueses ricos», y al Torino como «el equipo de los obreros, de los emigrantes de provincias o de los países vecinos, de la pequeña burguesía y de los pobres». Un derbi de pasiones.
«La Juventus es un dragón, si le cortas la cabeza, le crecen otras dos», avisó en la previa el técnico ‘granata’ Mihajlovic. Y así fue. Durante muchos compases mandaron los locales, pero dos goles del Pipita Higuaín, que llevaba cuatro jornadas sin marcar, y la entrada al césped del que ya llaman ‘heredero’ de Messi, el pequeño veinteañero argentino Dybala, voltearon el marcador para sentenciar 1-3.
Y mientras en la cumbre se dirime el Calcio, en el purgatorio el rojo del infierno se torna rosa. El color del colista Palermo, que perdió su octavo partido consecutivo en su feudo, récord de las principales ligas europeas. Un rosa que una vez no fue tal, cuando al Benito Mussolini de las ‘Camisas Negras’ le chirrió que un club de fútbol enarbolara un color tan vistoso, por lo que ‘ordenó’ al Parlamento que revistiera al equipo de rojo y amarillo, representativos de la isla y la propia ciudad. Seis años en el cajón del utillero hasta que los palermitanos recuperaron su santo y seña rosado, ese que lleva camino del descenso igual que un Pescara, penúltimo, al que sus hinchas boicotearon la cena de Navidad del equipo con pancartas del tipo ‘‘No tenéis nada que celebrar’’.
Lo festejó y por todo lo alto el Leicester, que goleó 4-1 al City con un enorme Jamie Vardy que llevaba 16 partidos sin marcar, y lo hizo con solo un 24% de posesión ante los de Pep Guardiola. la fiesta les duró lo justo a los ‘zorros’ que perdieron el martes 1-0 ante el Bournemouth. Como se las prometía muy felices el Arsenal, que venía de ganar el fin de semana, los Gunners más goleadores de los últimos años, aspirando a todo... y perdieron también este martes ante el Everton, 2-1. Y es que las Navidades ya han empezado en la Premier League: 50 partidos (5 jornadas completas) en 23 días.
Anoche jugaba el líder Chelsea –donde el navarro César Azpilikueta ha renovado hasta 2020–, que de ganar, se iría a los seis puntos de ventaja sobre el segundo. También lo hacía el City, en el que Guardiola ha asumido que «me tengo que adaptar, pero no significa que cambie». Su equipo solo ha dejado la portería a cero en uno de 17 partidos. «En muchos países, cuando un jugador tiene balón, sabes qué pasará. Aquí el fútbol es impredecible porque el balón está más en el aire. Solo tienes que ver un partido para comprenderlo: Swansea 5-Palace 4. Nueve goles, ocho a balón parado. Eso es el fútbol inglés». O como dijo una vez Lawrie McMenemy, veterano técnico inglés, «cuando estás 4-0 arriba nunca debes perder 7-1». Ánimo Pep...