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Pelota

La magia de Altuna revierte la lógica de este Parejas

Exhibición del delantero de Amezketa con 14 tantos para remontar un 8-2.


BENGOETX.-LARUNBE 12

ALTUNA-BARRIOLA 22


En un campeonato irremediablemente marcado por el poder y la explosividad de Irribarria y Rezusta, que hasta el momento cuentan sus seis partidos por victorias, la magia, el duende, la calidad o como se le quiera llamar a eso que hace de Jokin Altuna un pelotari especial ha cambiado el orden que parecía haberse establecido en las primeras jornadas, en las que el pelotari de Amezketa solo pudo disputar la del estreno, debido a la lesión de rodilla que se produjo en el Beotibar de Tolosa.

Las cuatro semanas de parón forzado no parecen haber hecho ninguna mella en ese cóctel de calidad, inteligencia y visión que reúne este todavía recién llegado; es más, se podría decir que incluso le han aportado algo de frescura tras un verano y un otoño muy exigentes en lo físico y lo mental –ayer terminó cuatro tantos atrás–. Y con ello, no solo revirtió un partido que se les había puesto muy complicado cuando, en un arranque eléctrico, Bengoetxea VI-Larunbe se adelantaron 8-2, sino que ha metido de lleno a Abel Barriola en la lucha por las semifinales de este su último Parejas.

Las circunstancias clasificatorias, con dos rivales directos atados por la clasificación, hacían del de ayer un partido clave para ambas duplas y el empujón que se llevó la de Aspe vale mucho más que el jugosísimo punto con el que se unen al pelotón de aspirantes a superar el corte.

Y es que, que el de Amezketa y el de Leitza estén invictos en los tres partidos que han jugado juntos mientras han caído en los tres en los que el guipuzcoano ha causado baja, no es casualidad. Tampoco que en un partido clave como el de ayer, el zaguero de Leitza terminara mucho más entero, incluso físicamente, que un rival 15 años más joven que él.

Cambio radical

Sucede que Jokin Altuna posee ya hoy en día el estatus y la capacidad suficiente para cambiar el signo de un partido, incluso estando delante un Oinatz Bengoetxea que fue el único que, por un único tanto en una gran final, le privó de saborear su primera txapela como profesional.

Porque nadie, o muy pocos, podían imaginar tal desenlace cuando los colorados adquirieron una renta de seis tantos nada más comenzar el partido (2-8). Hasta entonces, con una pelota que cogió mucho bote, Mikel Larunbe había dominado por completo a Abel Barriola, minimizando las opciones de entrar en juego de Jokin Altuna y permitiendo que Oinatz Bengoetxea se luciera en ataque.

Sin embargo, aprovechando la salida de esa misma pelota, Altuna demostró estar fresco poniéndola casi en el rebote, con lo que obtuvo la opción de poner en juego otra –de las escogidas por sus rivales el miércoles– que andaba mucho más por debajo, lo que le permitió entrar mucho más en juego y sus remates y su calidad en los cuadros alegres hicieron el resto. El de Amezketa firmó tantos antológicos, con ese dos paredes desde el tres y medio, tras haber llevado una dejada milimétrica de Bengoetxea, con el que puso el empate a ocho en el marcador y con el que hizo que algún espectador lanzara la chamarra a la cancha, a la antigua usanza.

No fue el único hechizo del guipuzcoano, porque amén de otros fantásticos tantos, también consiguió que Abel Barriola se sintiera muy cómodo con un material que, a priori, se le suele atragantar. A medida que fueron tomando ventaja en el marcador, el zaguero de Leitza fue igualando la pugna en los cuadros largos, hasta terminar fundiendo a un Larunbe que fue perdiendo gas. Bengoetxea tampoco encontró antídoto para el amezketarra –apenas un par de ganchos bien cruzados muy al final– y los de Aspe se fueron al cartón 22 sin apenas oposición, un punto esencial para mirar al futuro con mucho optimismo.

Elezkano no sufre rotura

Las pruebas realizadas a Danel Elezkano a última hora del viernes también le hacen ver el futuro con más optimismo, al descartar cualquier rotura en su tobillo. Mañana se sabrá el alcance real de su lesión.