Agustín GOIKOETXEA

La memoria histórica se reivindica en las escuelas de Indautxu

La recuperación de la memoria histórica es un asunto de gran actualidad en Bilbo. A las sucesivas peticiones para que el callejero se modifique, se suma la que propone que el colegio público Félix Serrano recupere el nombre original de escuelas de Indautxu.

El Gobierno Aburto pretende ‘‘enfriar’’ el intenso debate que se vive en los últimos meses en Bilbo sobre la recuperación de la memoria histórica, que ha propiciado ciertos avances tras años de parálisis. El movimiento memorialista reivindica actuaciones más audaces mientras PNV y PSE se resisten y el PP reacciona con iniciativas provocadoras como la de pretender eliminar del callejero a Dolores Ibarruri, Tomás Zumalakarregi y Sabino Arana. No todo son propuestas surgidas del ámbito político y social, también hay otras como la que tratarán hoy en la asamblea extraordinaria del colegio público Félix Serrano que plantea recuperar el nombre original de escuelas de Indautxu.

El grupo escolar de Indautxu, con una línea para niñas y otra para niños, se inauguró el 7 de marzo de 1918 después de que cuatro años atrás el Consistorio bilbaino aprobara la construcción de un equipamiento educativo que atendiera la demanda de una zona en expansión. Al tiempo que se abría, el Ayuntamiento concedió dos clases en euskara que gestionarían la Escuela Práctica de la Mujer y Euskaltzaindia. Detrás de la propuesta estaban Resurrección María de Azkue y Luis Eleizalde, máximos responsables de la Academía de la Lengua Vasca desde su fundación con Arturo Kanpion y Julio Urkixo, partidarios de la introducción del euskara en la enseñanza reglada.

Eleizalde –quien llegó a ser responsable de las escuelas de barriada de la Diputación vizcaina– falleció en 1923 siendo el promotor de que se impartiese euskara en las escuelas de Mujika, en el Casco Viejo, y en las de Indautxu. Por ello, diez años después de su muerte, siendo alcalde Ernesto Erkoreka, se decidió que el grupo escolar cercano a La Casilla llevase el nombre del escritor bergararra. Esa denominación se mantuvo hasta que, en julio de 1937, un mes después de que Bilbo fuese ocupado por las tropas franquistas, el alcalde José María Areilza decretó el cambio provisional de la nomenclatura de los grupos escolares de Gaspar Legina, Luis Eleizalde y Tomás Meabe por los de Solocoeche, Indauchu y San Francisco, en consonancia con el «hondo sentimiento patriótico de la Revolución Nacional» y para borrar los «seleccionados por el Ayuntamiento constituido por el Frente Popular y separatistas». En su decreto, Areilza apuntó a la posibilidad de que aquellas denominaciones se sustituyesen por «nombres de personalidades en consonancia con las ideas y sentimientos del actual renacimiento español».

Además, se depuró a los docentes de la escuela indautxuarra Angela Cristóbal Reinondo, Florencio de la Vega Quintanilla, Antonio Casaus Ledesma, José Luis Iturriaga Goyarrola y Juana Elorza Azpeitia, que era la directora del centro, a quien el Ministerio de la Gobernación en 1940 ordena que se la readmita revocando el acuerdo municipal anterior. A esa iniciativa se suman otras decisiones del primer edil franquista como la de otorgar la Medalla de la Villa a Franco en febrero de 1938 como «libertador».

En noviembre de ese año, siendo alcalde Félix Lequerica Erquiza, se acuerda que el grupo escolar pase a denominarse Generalísimo Franco. Antes, en setiembre, había concedido la medalla de oro a Félix Serrano Zabala «en reconocimiento a su labor pedagógica»; una década atrás, en la dictadura de Primo de Rivera, ya se le había otorgado otra distinción de plata.

Un centro para Félix Serrano

En la década de los 50, los dirigentes locales buscan ponerle el nombre de Félix Serrano a una de las escuelas que tienen proyectadas. Se baraja la posibilidad de que sea las de Basurto, que van a sustituir a las de La Casilla, bautizadas por los franquistas como de Calvo Sotelo, anexas a un cuartel militar que luego se derribó, aunque finalmente se mantiene la nomenclatura.

En 1956, cuatro años después de su fallecimiento, un hijo de Serrano Zabala, contando con el respaldo de la Corporación presidida por Joaquín Zuazagoitia Azkorra, presentó una petición en el Ayuntamiento para que las escuelas de Indautxu llevaran el nombre de su padre en adelante. En una resolución de marzo de 1961, el Ministerio de Educación, a la vista de los informes municipales favorables y en sintonía con las directrices del régimen, dio el plácet. A continuación, el 11 de abril de 1961, el alcalde Lorenzo Hurtado de Saracho decretó que las conocidas popularmente como escuelas de Indautxu pasasen a llamarse de Félix Serrano.

Quien plantea ahora que el centro educativo construido por el arquitecto Ricardo Bastida retorne a su nombre original, aduce que «la gente que ha pasado por ellas, junto a la de la zona, siempre las ha conocido como escuelas del Indautxu». «Félix Serrano Zabala jamás ejerció como maestro en las escuelas que llevan su nombre; estuvo de docente en la Normal de Magisterio de la calle Iturribide y como director hasta su jubilación en las de Berastegi, donde hoy en día está el Palacio de Justicia, junto a los Jardines de Albia», apostilla.

Serrano Zabala fue detenido en 1937 por las autoridades republicanas y liberado al poco. Destacan que, al otorgarle honores por parte de la Comisión de Cultura del Consistorio bilbaino, los corporativos franquistas resaltaron sus «virtudes patrióticas, religiosas y docentes», elogiando su biografía. Asimismo, se remarcó que esa nomenclatura «respondía plenamente a los ideales» del régimen fascista. Por tanto, se abre un nuevo debate sobre la necesidad o no de cambiar la nomenclatura de las populares escuelas.