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JO PUNTUA

Patriotismo de partido


No es la primera vez que Patxi López se me cuela en esta columna. Y mucho me temo que no será la última. Todos los filtros, cautelas y candados son pocos para cerrar el paso al de Portugalete, siempre tenaz en su propósito de brindar a quienes vivimos de la pluma impagables pretextos para glosar sus andanzas.

En pleno invierno, y como para aliviar la tiritona, López ha dado un enérgico paso al frente en la carrera por liderar el PSOE. Y lo ha hecho como lo hace casi todo, pidiendo como si regalara. Se presenta ante los militantes y ante el mundo como un «patriota del partido», una suerte de mártir incorruptible dispuesto a inmolarse por unas siglas que, en eso coincidimos, viven uno de los peores momentos de su historia reciente.

No reniego de la política, pero desconfío de los políticos. Y si hay en este país un político de carrera con mayúsculas, ése es Patxi. No había terminado –apenas empezó– sus estudios en Ingeniería Técnica, cuando le llegó su epifanía política y se convirtió en el segundo diputado español más joven de la historia (le gana Zapatero). Desde entonces, no ha parado: secretario de Organización y secretario general del PSE, lehendakari autonómico de PSE y PP, secretario de Relaciones Políticas del PSOE, presidente del Congreso de Diputados de PSOE y Ciudadanos...

Como comprenderán, para forjar su «experiencia», Patxi no ha tenido reparo alguno en traficar y especular, endosar y descontar, convenir y concordar. Especialmente con la derecha, que le convirtió –ilegalización de la izquierda abertzale mediante– en inquilino ilegítimo de Ajuria Enea primero y, después, en efímero ocupante del lujoso Palacete de los Jerónimos.

Ahora, Patxi ha puesto sus ojos en la última planta de Ferraz. Mientras Pedro Sánchez rumia su amargo «et tu Brute?» y Susana Díaz digiere las últimas encuestas en Andalucía, a mí me viene a la memoria la frase de Gary Lineker: «El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once, y siempre gana Alemania». Pues en política, en el seno del PSOE se discute, se debate, incluso se vota, pero hacer se hace lo que dice Felipe González. Sonará.