23 ENE. 2017 Reticencias y resistencias Arantxa MANTEROLA Apesar del halo de optimismo que mayoritariamente se percibe en el panorama político de Ipar Euskal Herria, la puesta en marcha de la Mancomunidad Vasca no será un camino de rosas. Además de los posicionamientos contrarios de algunos electos, en los prolegómenos del arranque de la institución ha habido actitudes y jugadas que delatan que la tan pregonada visión global del territorio todavía está por consolidarse. Prueba de ello son algunas de las decisiones adoptadas en puertas de la constitución de la Mancomunidad Vasca (MV) que reflejan que la mentalidad de «nosotros y nuestra comarca primero» y, por ende, los focos de poder local establecido perduran. Si no, ¿cómo se explica que en la mancomunidad ACBA (Baionaldea) o en la de Errobi hayan maniobrado con los fondos de participación previstos para afrontar situaciones de urgencia de forma que al inicio de su andadura ya no haya reservas para aportar a la MV? ¿O que en la de Hego Lapurdi se acabe de renovar el contrato de gestión del agua y saneamiento a empresas privadas cuando se podía esperar mejorar las condiciones haciéndolo con el conjunto de la MV? Es obvio que será necesario redoblar esfuerzos para neutralizar las reticencias y resistencias. Y, por supuesto, hará falta tiempo para pensar como un territorio único.