Ane URKIRI ANSOLA
Entrevista
NAIARA EGOZKUE
JUGADORA DEL ZUAZO

«Pocos equipos juegan mucho con los extremos, es un hándicap»

Naiara Egozkue (Atarrabia, 21-10-1983) necesitaba estar cerca de casa tras cuatro temporadas fuera de Euskal Herria. Tuvo que salir del Itxako por los problemas económicos que atravesaba el laureado club de Lizarra. Bayer Leverkusen y Atlético Guardés han sido sus últimos equipos y «mejor que en casa en ningún sitio», afirma al ser preguntada por la razón que le llevó a fichar por la escuadra vizcaína.

Es la jugadora más veterana del Zuazo Barakaldo, club vizcaíno que se encuentra en el cuarto puesto en la competición liguera. Repasamos toda su trayectoria deportiva con mucha calma y pausa, empezando por la actualidad y con explicaciones detalladas de una deportista que acumula once trofeos a nivel de club (todos ellos con el Itxako) y una medalla de plata con la selección española en el Europeo de Hungría.

En Lasesarre pusisteis en aprietos al Bera Bera, pero al final perdisteis 21-24.

Sabíamos las cosas que teníamos que hacer, sobre todo no perder balones. Porque es un equipo que se aprovecha muy bien de los errores del contrario. Y nos faltó tener menos pérdidas de balón. En la primera parte cometimos ocho u diez pérdidas, que son demasiadas porque luego en contraataque te matan. En defensa posicional y en ataque posicional supimos llevarlo bastante bien, y es que les provocamos unos cinco pasivos al vigente campeón y al actual líder.

En León también sufristeis para volver con los dos puntos.

No estuvimos muy finas. Es una cancha complicadilla, se han reforzado, tienen buen equipo y ahora, con el nuevo entrenador, han renovado las ilusiones. Ganamos pero porque fue uno de esos partidos que tienes suerte en el tramo final. No merecimos ganar y podríamos haber perdido perfectamente. 

Estáis en la cuarta posición, por detrás de Bera Bera, Atlético Guardés y Rocasa. A día de hoy, ¿cuál es el objetivo real del Zuazo?

Intentar rascar la mejor posición. Ahora mismo el Bera Bera se ha descolgado un poco y si hubiésemos ganado contra ellas, la clasificación se hubiera apretado aún más porque Rocasa perdió ante el Aula Valladolid. Este fin de semana comienza la segunda vuelta, será importante ganar en Elche y al final, serán vitales esos enfrentamientos directos ante los tres equipos que tenemos por delante en la tabla.

Hasta el pasado fin de semana no habíais perdido en Lasesarre.

Lo importante en esta Liga es que seas fuerte en tu propia cancha. Todos los equipos lo son y es difícil ganar a domicilio, fíjate en León. Y lo importante es que no cedamos ningún punto en casa, tampoco frente a rivales que a priori puedas perder. Intentaremos que contra Atlético Guardés y Rocasa, que les falta por visitar Lasesarre, no pase como contra el Bera Bera.

¿Hay tanta diferencia entre el líder y sus perseguidores más directos?

La diferencia real es la que vivimos frente al Bera Bera. Porque nosotras tampoco hicimos un grandísimo partido y perdimos de tres. Guardés, por ejemplo, cuando visitó Bidebieta no hizo un buen partido y encajaron una derrota abultada que no refleja la realidad. Creo que no es muy grande entre los tres equipos de arriba, el problema es que el Bera Bera tiene un equipo que lleva muchos años y que las jugadoras se conocen muy bien, tienen un juego muy rápido y se aprovechan bien de los errores del rival. Eso es lo que marca la diferencia, porque perder balón significa encajar un gol.

¿Puede que la diferencia también esté en la estructura profesional?

Sí, sí que afecta. Nosotras entrenamos cuatro días a la semana, de ocho a diez, la gente está trabajando y hay partidos que alguna no puede venir porque tiene que trabajar… Es diferente. Bera Bera al final entrena todos los días, tiene la posibilidad de entrenar mañana y tarde, y algo se notará. Aun con todo eso, creo que la diferencia que nos sacan no es tanta.

Su primer equipo de División de Honor fue el Itxako y se marchó en 2012 por los problemas económicos del club.

El equipo siguió un año más pero al final acabó desapareciendo. Y qué te voy a contar, fue un duro golpe.

Denunciasteis los impagos.

Sí, fue un año que desde el principio empezaron a tener retrasos en los pagos hasta que al final no aguantamos más. Había mucha gente extranjera, teníamos que pagar los pisos y no cobrábamos. Y eso sí que era profesional, nadie tenía un trabajo aparte; es decir, nuestro único ingreso era ese y no teníamos dinero para pagar nuestros pisos. Fue una situación bastante crítica.

¿Fue de repente? ¿De una temporada a otra?

Sí. Y al final tuvimos que buscar algo fuera de allí. Nadie se quería marchar, estábamos muy bien pero...

¿Pagaron esos impagos?

No. Lo denunciamos y de la mano del Fondo de Garantía Salarial de Navarra sí que recibimos algo, pero fue muy poquito.

¿Cómo afectó la desaparición de Itxako al balonmano navarro?

Fue un golpe muy grande. Era el mejor equipo de la competición y para la base fue muy duro porque se estaban haciendo las cosas muy bien. De un año para otro desapareció todo. Desaparecieron Itxako, Portland, también coincidieron los problemas económicos del Lagunak [club de fútbol], y por lo menos queda Anaitasuna, que sigue haciendo las cosas bien, pero las chicas hemos perdido un referente muy importante.

Y de estar cerca de casa, se fue a Alemania. ¿Es otro mundo?

Sí, es un mundo totalmente diferente. En esos países el balonmano es muchísimo más profesional. Si estábamos hablando de la profesionalidad, allí era elevado al cubo, que es lo que tiene que ser. El problema es que aquí estamos mal acostumbradas. Y fueron dos años muy bonitos deportivamente. Personalmente, ya sabía que lo iba a pasar mal o que iba a estar un poco sola, porque no había nadie que conociese allí, nadie con el que hablar, no entendía el idioma...

¿Aprendiste alemán?

Sí, sí. Les dije que me pusieran clases de alemán, apuntarme en una academia o lo que fuese. Les dije que tenía que aprender. Y sí que aprendí. Fue intensivo, todas las mañanas de lunes a viernes. Me gustan los idiomas y estuvo bien, por lo menos hacía algo.

Fuiste a un equipo histórico como es el Bayer Leverkusen. ¿Cómo fue la experiencia deportiva?

No ganamos ningún título pero fue muy bueno. Estábamos luchando por terminar cuartas porque en Alemania están equipos bastante fuertes, el Thuringer y el Leipzig, entre otros. Y no lo hicimos mal. Llegamos a la Final Four de la Copa y en Liga terminamos cuartas.

Después de dos temporadas, fichaste por el Atlético Guardés. ¿Cuál fue la razón?

Fue porque ya en el Bayer Leverkusen iba a marcharse mucha gente y yo veía que, otra vez, iba a ser demasiado cambio. También me estaba tirando el volver cerca de casa, aunque Galicia no estaba para nada cerca de mi casa (se ríe). Hablé con Manu [Etayo, entrenador], coincidimos en la selección, y me preguntó a ver si me interesaba ir a A Guarda. Yo quería intentar a ver si podía marcharme, por ejemplo, a Francia o a otra Liga. Ya que había salido de casa, me apetecía probar y si no saliese nada volvería para siempre. No salió nada, era bastante complicado porque al final un extremo izquierdo no es una posición para el cual los clubes fichen extranjeras.

¿Está infravalorada la posición?

No lo sé. En la cantera siempre tienes jugadoras en el extremo izquierdo que te hacen un buen papel. Y además, pocos equipos juegan mucho con los extremos. No es una posición tan importante como para que se dejen un dinero. Siempre la primera línea, una pivote, una central, una portera buena es más importante porque tienen más influencia en el juego. Ahí tenemos un poquito de hándicap para estar fuera.

Jugaste durante dos temporadas en el equipo de A Guarda, un rival directo del Zuazo.

Estuve muy bien, muy a gusto y muy contenta. La plantilla era muy buena, de las mejores que había en la Liga, pero falta ese pequeño paso para que consigan algo. La afición es de diez y jugar en ese pabellón es lo más bonito. Es un pabellón pequeño pero se llena. Y jugar en un sitio que tiene ambiente, es otra historia, es un subidón. Aquí [en Lasesarre] viene gente, pero al ser tan grande parece que se acerca menos cantidad.

El que sorprendió el año pasado fue tu actual equipo al llegar a la final de la Copa. ¿Este año estáis capacitadas para volver a repetir la hazaña?

Yo creo que sí. No sé si el año pasado la gente se lo esperaba o no, pero creo que el nivel que tiene el Zuazo está para dar una sorpresa y creo que sí que podemos conseguir algo en la Copa. Es una competición a la que muchos aspiran porque la Liga es complicada, el Bera Bera está fuerte y es de los pocos que no tropieza, los demás sí que son más vulnerables. Y la competición del K.O. es cortita, es a un partido y muchos equipos se preparan bien para conseguirlo.

Primero tendréis que eliminar al Elche Mustang, en Alicante.

Eso es, lo primero tenemos que clasificarnos (entre risas). Tenemos que ir a Elche y va a ser un partido muy difícil. Además, en febrero, en un intervalo de dos semanas, viajaremos a Elche dos veces. Primero, en competición liguera este fin de semana (4 de febrero a las 18.00) y luego, volvemos el día 18 para disputar los octavos de final de la Copa.

En Itxako ganaste casi todo. Cinco Ligas, tres Copas, dos Supercopas, una Copa EHF… ¿Qué más se puede pedir?

Me faltaría ganar la Champions (entre risas), es muy difícil y me conformo con haber jugado ya la final con Itxako. Y la verdad que no se puede pedir más. Ya sería pedir por pedir, aunque una ‘medallita’ en los Juegos Olímpicos me hubiese encantado, pero el simple hecho de haber participado es una pasada. Ayer, además, hablaba con mis compañeras de piso de que he tenido muchísima suerte.

¿Suerte o sacrificio?

Te sacrificas muchísimo, pero yo empecé a jugar al balonmano sin aspirar nunca a llegar a un equipo profesional. Tuve esa suerte de que me llamara el Itxako, de vivir ocho años maravillosos, de ganar todo, tener la experiencia de ganar títulos, poder haberme ido fuera, vivir la experiencia fuera, que con 30 años te llame la selección, campeonatos de Europa, del Mundo, llegar a unos Juegos… Todo eso. Cuando llegué a Itxako sí que empiezas a trabajar y a querer aspirar a más, pero yo estaba en mi pueblo y no pensaba para nada en todo lo que he conseguido. Y al final miras y dices: ‘Pues sí que he tenido mucha suerte’.

Con la experiencia que tienes en competiciones europeas, ¿qué le transmitiste al equipo para su primer compromiso continental?

Les conté mi experiencia. Les transmití que jugar en Europa es diferente. Sabía que el primer partido iba a ser un ataque de nervios y de emoción porque a mí también me pasó. La gente se enganchó a esa sensación que da jugar en la competición europea y este año queremos volver.

En septiembre volviste a jugar a Iruñea para disputar la Supercopa frente al Bera Bera. ¿Cómo fue volver a casa?

Me gustó muchísimo esa idea de jugar la Supercopa masculina y femenina el mismo fin de semana, y creo que Anaitasuna lo organizó muy bien. Volver a jugar en la “Catedral” fue increíble. Para mí es una de las pistas más bonitas y fue una experiencia brutal. La pena fue que solo llevaba tres días en el Zuazo y no las conocía mucho. Fue extraño porque quería adaptarme demasiado rápido pero lo disfruté mucho.

¿Qué le pasó a la selección española en el último Europeo y en los Juegos Olímpicos de Río?

Pasó que jugamos treinta minutos malos que no supimos arreglar, que no supimos darle solución y nos marchamos para casa. Fue la noche y el día. Hicimos una primera parte buenísima y la segunda, horrible. Con los errores metes en el partido a una Francia que no es nueva jugando este tipo de competiciones. Y en el Europeo lo mismo. Yo creo que al final es coincidencia. Le has hecho como una X a ese rival y parece que es imposible ganar. Todo es adverso pero hay que seguir.

¿Tiempo de transición?

Es un buen momento. Después de un ciclo olímpico siempre es bueno cambiar, poder trabajar cuatro años seguidos con una plantilla renovada más que nada con esas vistas a las siguientes competiciones. Ahora el tema es qué cambios hacer, quién entra, quién sale, y eso lo dejo en manos del seleccionador.

En el último Europeo, solo fuisteis seis jugadoras de la Liga Loterías. ¿Es buena señal?

Buena señal no es. Eso significa que la gente tiene que marcharse fuera para sentirse profesional. Aquí hay muchísimos equipos en los que tienes que estar trabajando y tener esto como afición a pesar de jugar en División de Honor.