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Los rebeldes sirios, desalojados de Damasco, quedan confinados en Idleb

Los insurgentes sirios han sido desalojados de casi toda la provincia de Damasco y ahora su fuerza se limita prácticamente a la provincia de Idleb, donde además mantienen enfrentamientos internos.

Después de la pérdida del este de Alepo en diciembre y de Wadi Barada –en la provincia de Damasco– el domingo, los rebeldes sirios llegan muy debilitados a las próximas negociaciones de paz de la ONU, aplazadas al 20 de febrero.

Casi seis años después del comienzo de la guerra, las conquistas de los insurgentes han menguado de tal forma que ahora solo controlan un puñado de regiones, principalmente en el noroeste. Según Fabrice Balanche, experto de Siria en el Washington Institute, controlan un 13% del territorio sirio, sobre todo en la provincia de Idleb, donde el grupo yihadista Fatah al-Sham (antiguo brazo sirio de Al Qaeda) está muy asentado.

También controlan una parte de Ghuta oriental, cerca de Damasco, y algunos sectores en el centro y el sur del país. «En 2013, los asaltos reiterados de los rebeldes amenazaban el centro de Damasco y las vías de comunicación hacia el exterior, pero ahora están a la defensiva, divididos, rodeados y sin esperanza de victoria», afirma Balanche.

Las fuerzas del régimen han utilizado «el hartazgo de las poblaciones, bombardeadas, asediadas y víctimas arbitrarias de los rebeldes. Le llevó cuatro años, pero ahora el régimen puede considerarse vencedor aunque siga habiendo bolsas de resistencia», añade.

La última conquista, Wadi Barada, es muy importante para el aprovisionamiento de agua de Damasco y su región (5,5 millones de habitantes). El régimen ha acusado a los rebeldes de haber saboteado intencionalmente las instalaciones, mientras los insurgentes replican que los bombardeos del régimen han destruido las infraestructuras.

Un acuerdo entre el Gobierno y los rebeldes ha permitido a unos 700 insurgentes y 1.400 civiles salir de Wadi Barada hacia provincia de Idleb, último gran feudo de los insurgentes.

Repite así acuerdos similares, alcanzados al menos otras seis zonas alrededor de la capital en los últimos meses. «La rebelión ha perdido definitivamente Damasco», afirma Balanche.

Los únicos avances rebeldes son los que se producen en la provincia de Alepo, en el norte del país, con el apoyo del Ejército turco, en una lenta ofensiva para tomar la localidad de Al-Bab, en manos del Estado Islámico, e impedir el avance de las milicias kurdas.

Mientras, Idleb ha sido escenario durante varios días de combates entre algunos grupos rebeldes y Fatah al-Sham. Dos bloques rivales empiezan a emerger: uno liderado por Fatah al-Sham y el otro por Ahrar al-Sham, la facción rebelde más poderosa, antes aliada del grupo yihadista, y a la que se han unido otros grupos menores.

Balanche advierte de que con una rebelión dividida, el régimen y su aliado ruso podrían aprovechar para lanzar una ofensiva contra Idleb.