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KOLABORAZIOA

Urtaran enciende el ventilador


Se despacha a gusto Gorka Urtaran en la prensa, colocando en el paredón de sus críticas al grupo municipal de EH Bildu y descargando sobre esta formación toda una batería de acusaciones, tras verse obligado a prorrogar los presupuestos gasteiztarras por su falta de pericia como regidor del consistorio. Afirma que los bildutarras «ahora no son de fiar», que se han «coaligado con el PP para desgastar al gobierno y paralizar los proyectos que se iban a llevar adelante», que no quieren «trabajar por el bien de la ciudad», además de achacar esa postura a una «decisión partidista y a la desmedida ambición política de su portavoz».

Vayamos por partes Sr. Urtaran:

Que en aras de evitar a la ciudadanía un nuevo mandato popular, bajo los dictados de un alcalde absolutamente tóxico para la convivencia ciudadana, la segunda fuerza política del consistorio (Bildu) apoyara al candidato de la tercera (PNV), porque esta formación fue incapaz de obrar al revés, cuestión mucho más lógica a priori, solo puede entenderse como un gesto de generosidad política al alcance de pocas formaciones (la suya no, como quedó claro) y, en este caso, con el único objetivo de mejorar la vida ciudadana.

Que asumir semejante regalo, excesivamente generoso a mi modo de ver, sin ruborizarse siquiera y pretender sacar pecho, además, como lo hizo en su día (15-06-15), afirmando que fue debido a una «alternativa puesta sobre la mesa por el PNV» y que los demás «optaron por ella», traslada una sensación de prepotencia y ambición política difícilmente superables.

Que el hecho de que la fuerza que generosamente le cede el acceso al bastón de mando, incluya unas propuestas en el presupuesto ciudadano cuyo cumplimiento, en justa correspondencia y por cuestiones éticas, debiera ser tan prioritario para usted como sus propias promesas electorales, es algo de sentido común, aunque en su caso sea, al parecer, el menos común de sus sentidos.

Que Bildu compruebe que a fin de ejercicio sus propuestas solo se han ejecutado en un porcentaje inferior al 7%, lo que viene a ser un «incumplimiento flagrante», parece motivo más que suficiente como para generar entre sus componentes una pérdida de confianza grave, además de dejar claro que quien no es de fiar es el que incumple, no el que lo denuncia.

Que, como bien recogió la prensa en su día (26-12-15), fue la asamblea de Bildu, precisamente el órgano que eligió a su candidata a la alcaldía, la que tomó la decisión de no entrar a negociar el presupuesto de este año, visto el prácticamente total incumplimiento de los compromisos adquiridos por usted al inicio de su legislatura, por lo que trasladar esa decisión a la por usted pretendida «ambición política de su portavoz», supone mentir con descaro.

Que precisamente el hecho de que Miren Larrion trasladara el análisis de su gestión política al propio ente que la eligió y asumiera su resultado, no solo desactiva su acusación, sino que demuestra un sano ejercicio democrático al que su partido, al parecer, no está acostumbrado o, al menos, no quiere dotar de practicidad real.

Que la única coalición tangible que existe entre la corporación gasteiztarra es la que forman usted y su partido con los seguidores de Susana Díaz, tras ponerse digno, en su día, con aquellas declaraciones pomposas en las que afirmaba que «hay un pacto transversal en Euskadi entre PNV y PSE, pero no en Vitoria» (15-06-15), para terminar incorporando al gobierno de la ciudad a estos últimos, a los que al parecer prefiere frente a quienes le auparon al puesto que ocupa, lo que denota una falta de personalidad por su parte y le convierte en una mera correa de transmisión de los «mandamases» de Sabin Etxea, que se dedican a agasajar, por toda la CAV, a quienes no tuvieron empacho en amañar unas elecciones para apartarlos del poder y teñir de constitucionalismo una comunidad abiertamente contraria a esa corriente. Incomprensibles designios los de la política jeltzale.

Que la guinda del pastel, por si fuera poco lo hasta aquí comentado, consista en tratar de trasladar a la sociedad que la culpa total y absoluta de la supuesta paralización de los proyectos que decía tener en cartera recaería sobre los hombros de la coalición soberanista, cuando sus presupuestos municipales solo tienen el apoyo de su propio equipo de gobierno (le recuerdo, las 3ª y 4ª fuerzas del consistorio), supone tomar a la ciudadanía por tonta, un ejercicio de soberbia indigno de un cargo público.

Nunca fue mi alcaldable preferido, lo reconozco, ha superado «su» cuestión de confianza con el «abrumador» apoyo del 33% del Consistorio, pero quizás ha llegado el momento de que usted mismo valore la propia adecuación de semejante responsabilidad a su persona.