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JO PUNTUA

Justicia española, muy española y mucho española


Debemos de absolver y absolvemos a Dña Cristina Federica de Borbón y Grecia de los delitos contra la hacienda pública por los que venía siendo acusada, con todos los pronunciamientos favorables, así reza la sentencia. Rafael Catalá, ministro de Justicia, nada más conocerla declara que la sentencia de la infanta de los 23 «no recuerdo», 189 «no lo sé», 59 «no lo recuerdo» y 58 «lo desconozco» (y eso que la más sencilla era la hermana) «viene a demostrar que, en España, la justicia es igual para todos».

Y es que a la justicia española y a sus tribunales no le duelen prendas cuando tienen que ser generosos y garantistas con quienes lo merecen. Así los sacerdotes con debilidad por repartir amor entre los niños y niñas aún reticentes, no acaban en lúgubres cárceles donde podrían ser confundidos con desalmados pederastas sino en lugares de retiro y oración para mayor gloria de Dios y del Orbe católico.

Si algún funcionario, al servicio del estado, se ha visto en la desagradable situación de tener que procurar apremio al detenido (torturar lo llaman) no faltaran pragmáticos y ponderados jueces que valoren, de manera objetiva, las circunstancias generalmente atenuantes. Si alguno es condenado, «errare humanum est», afortunadamente la Justicia española cuenta el indulto y el departamento de Interior, con el ascenso y condecoración como reparación por el daño.

Una justicia, la española, no por generosa con unos delitos, más laxa y menos rigurosa en la defensa del orden social y sus instituciones. Son miles las denuncias a tramitar, miles los enaltecedores del terrorismo. La justicia española debe ser meticulosa hasta la extenuación en la persecución de los enemigos del Estado al tiempo que generosa y comprensiva con quienes han fundido sus intereses con los de España.

Los Rato, los Botín, los Trillo, los Borbones, la Pantoja…. y tantos otros buenos españoles.