Me engañaron», declaró Caparrós la pasada semana respecto a su corto periplo por el banquillo osasunista. Unas declaraciones, las del utrerano, incoherentes con el comunicado que colgó en su web después de su despido, edulcorado hasta el extremo, en las que se deshizo en elogios hacia todos los estamentos del club. ¿Se le habrá desatado la lengua a raíz de tener la seguridad de que va a cobrar todo su contrato?

Porque curiosamente, el objeto de sus críticas, el presidente Luis Sabalza, también va comentando por ahí que se sintió defraudado por las maneras del técnico andaluz. Eso sí, poca autocrítica. ¿Alguien puede entender cómo se le puede firmar a un entrenador para la campaña siguiente sin saber cuál va a ser su rendimiento?

Sí, es fácil de comprender. Porque el dinero que se lleva Caparrós –600.000 euros– no sale del bolsillo de la junta, sino del de los socios, los verdaderos engañados de esta historia.