Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
PRESIDENCIALES FRANCESAS

Fillon se disfraza de cruzado e insiste pese a su segura imputación

El candidato de la derecha francesa a la Presidencia francesa, François Fillon, replica a su segura imputación con denuncias de «asesinato político». Los jueces le han citado a declarar el próximo 15 de marzo, pero él seguirá con su particular cruzada. Las deserciones en su equipo ya han comenzado.

En una rueda de prensa convocada de urgencia, y dejando a la mitad de su aparato de propaganda electoral plantado a las puertas del Salón de la Agricultura, cita obligada para los postulantes al Eliseo, François Fillon desenfundaba la espada, dejando claro que nadie le detendrá en su cruzada.

El presidenciable conservador, que vive en el sobresalto permanente desde que el pasado enero “Le Canard Enchaîné” soltara la primera dosis de información en relación al empleo presuntamente ficticio con el que remuneró con fondos públicos a su esposa, Penelope Fillon, sobrepasó en apenas 10 minutos todos los límites reco- mendados para un aspirante al más alto puesto institucional.

Ciertamente, su embestida contra la Policía no sorprendió a nadie. De hecho, llevaba semanas acusando a la Fiscalía de Delitos Financieros (PNF) de actuar en su contra siguiendo un impulso externo.

Sin embargo, en su comparecencia de ayer, Fillon extendió las acusaciones de actuar al diktat directamente contra los tres jueces independientes a los que la PNF confió, la pasada semana, su dosier preliminar, poniendo así en cuestión su decisión de citarle, para el 15 de marzo, con vistas a su imputación.

En el fragor dialéctico, el candidato de Les Républicains optaba directamente por aumentar el parte de bajas. No solamente él y su partido son los objetivos de un execrable crimen político, sino que, a juicio de Fillon, es la propia elección presidencial la que está en la diana.

Fillon se escudó en expresiones grandilocuentes, del tipo, «Francia es más importante que mis errores». Para ahondar luego en quejas como «yo no he sido tratado como cualquier otro justiciable» o «se ha producido una vulneración sistemática del estado de derecho y del derecho a la defensa», que resultan un tanto extrañas si se tiene en cuenta que Francia vive desde los sangrientos atentados del 13 de noviembre de 2015 bajo un «estado de urgencia», al amparo del cual se han limitado, efectivamente, los derechos de la ciudadanía, que no de sus élites.

En ese contexto de excepcionalidad, con más de 4.000 perquisiciones administrativas y un centenar de ciudadanos asignados a residencia, las protestas de Fillon y sus abogados parecen estar fuera de lugar, aunque puedan resultar comprensibles desde el punto de la estrategia de defensa.

«Asesinato» o suicidio

Por lo demás, de la intervención de Fillon hay que deducir que la línea ensayada de lamentar los errores cometidos ha sido abandonada, para dar paso a una externalización generalizada de responsabilidades.

Ayer habló alto y claro: no se considera culpable ni se hace responsable de nada. En consecuencia, el «Penelopegate» es fruto de una confabulación –sobre la que no aporta nunca datos– que si antes implicaba a la Policía y a la prensa ahora también envuelve a los tribunales.

Tras atacar a la Justicia, Fillon se declaraba, pese a todo, confiado en ella y anunciaba que acudirá a la llamada de los jueces, aunque ello implique para él una doble proclamación en la misma semana. El día 15, como imputado por el caso de los «empleos ficticios»; y el 18, como candidato a la Presidencia.

La dosis de contradicciones es excesiva para muchos conservadores. Y ayer mismo empezaban las deserciones en el equipo de campaña. El exministro Bruno Le Maire dimitía como responsable de Asuntos Europeos y una decena de altos cargos y electos le retiraban su apoyo.

No es previsible que Fillon se inmute, ya que el imputado candidato ha encontrado un genérico para tratar todos sus males. No ceder y no someterse a nada ni nadie, si no es al sufragio de los electores.

Fillon se abraza a una suerte de caudillismo que, después de todo, engarza con su genética política. Aunque haría bien en no olvidar que al propio De Gaulle una fe obsesiva le llevó a someterse a las urnas. Y a salir derrotado vía referéndum, en 1969, una vez perdida la batalla contra la independencia del pueblo argelino.

Los aliados centristas de Fillon suspenden la participación en su campaña

El partido centrista Unión Demócrata Independiente (UDI), aliado de François Fillon en las elecciones presidenciales francesas, decidió ayer suspender la participación en su campaña. Su presidente de, Jean-Christophe Lagarde, indicó que el comité ejecutivo se reunirá la semana próxima para tomar una «decisión colectiva» y que la participación de ese partido en la campaña de Fillon queda «suspendida» a la espera de dicho dictamen.

Los medios franceses habían avanzado poco antes que cargos electos de la UDI no aprobaban la decisión del apirante de la derecha de mantener su candidatura, pese a la amenaza de una imputación.GARA