Jon ORMAZABAL

Artola y Albisu, eliminados víctimas del fuego amigo

En un partido que se había convertido en una eliminatoria directa, a Olaizola-Untoria les bastó con hacer cuatro tantos en juego para aprovechar los regalos rivales y asegurarse el pase a las semifinales.

OLAIZOLA II-UNTORIA 22

ARTOLA-ALBISU 16


Sin ser muy amigos de emplear la jerga militar para las crónicas deportivas, esta vez podemos hacer una excepción y emplear el «fuego amigo» o «fuego aliado», que sirven perfectamente para explicar lo sucedido ayer en el Labrit, un duelo en que, tras el resultado de la víspera en Bergara, había adquirido tintes de eliminatoria directa. Y en el primer duelo sin margen de error, Artola y Albisu, semifinalistas en las dos últimas ediciones, cayeron víctimas de los disparos provenientes de la retaguardia de su propio bando.

Y es que, durante buena parte del partido, la pareja guipuzcoana comprobó que, gracias a su poder, tenía muchas opciones de haber eliminado a los siempre peligrosos Olaizola-Untoria. Sin embargo, el pecado estaba cometido. Porque el partido se les fue en un arranque de partido muy malo por su parte, en el que, sin estar brillantes, el de Goizueta y el de Nájera pusieron un mundo de por medio.

Desconocemos si todo lo que se alargó el telonero hizo mella en Artola-Albisu, o si la presión les pudo, pero los guipuzcoanos entraron fríos al partido, y eso que el de Alegia tiró dos dejadas milimétricas al txoko para el 5-3. Sin embargo, la acumulación de errores, muchos de ellos no forzados, volvieron a ser una carga demasiado pesada para el zaguero azul. Untoria salió con chispa, dispuesto a responderle en los cuadros largos y, en su intento de pasar a dominar, Albisu comenzó a acumular errores.

En un abrir y cerrar de ojos, Olaizola II-Untoria se dispararon 13-3 en el marcador, con solo los tres tantos que el de Goizueta se apuntó en todo el partido –un gran gancho tras un primer tanto bien peloteado y dos saque-remates–. El resto lo hicieron sus rivales.

Error tras error

No siempre las estadísticas son suficientes para explicar lo que sucede en un partido, pero hay días en las que resultan demoledoras. Así, en en ese primer parcial que marcó el partido, Artola-Albisu acumularon seis errores, a los que sumar otros tres saques que dejaron de restar, dos por entrar Artola de aire y el otro enviado a la chapa de arriba por Albisu.

Precisamente ese tanto, justo después del primer parón largo, marcó un punto de inflexión en el partido. Porque en el siguiente tanto el zaguero goierritarra se sacudió los miedos con un tremendo pelotazo desde el cuatro que Untoria no pudo responder. La remontada sonaba a utópica, pero poco a poco, el zaguero azul se fue imponiendo, ante un Untoria que fue perdiendo chispa y, con un Olaizola II prácticamente desconectado del partido, fueron acercándose. Ducho en estas lides, el de Goizueta supo dejar el lucimiento para otras tardes, comenzó fuerte para marcar territorio y luego se vació en labores de intendencia, sujetando a la pareja a la espera que las prisas se adueñaran de sus rivales.

Tuvieron los semifinalistas su momento de crisis, cuando los guipuzcoanos se acercaron 18-15, pero Aimar sabía que llegaría el fallo rival y una medio escapada de Untoria que se le complicó a Artola hizo el resto. Los azules, dominadores en esta segunda parte del partido, volvieron a producir fuego amigo y a Olaizola II-Untoria les bastó con hacer cuatro tantos en todo el partido para certificar su pase a la siguiente fase.