Fede de los Ríos
JO PUNTUA

De amores y odios a penes y vulvas

Dicen profesionales de la palabra que el autobús que un grupo católico pretende pasear por ciudades y pueblos es un «autobús de odio» y se debe impedir su recorrido. Un autobús sectario como oposición a unas leyes antidiscriminatorias de reciente aprobación. Con la cientificidad que caracteriza a los seguidores de la secta abrahámica del Uno y Trino se ven en la necesidad de informar al personal, en un pretendido ejercicio de obviedad, de que los niños tienen pene y las niñas vulva, pues «Dios creó al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó» (Génesis I, 27), ¿Tiene Dios pene y vulva a un tiempo o va alternando? Pregúntome perplejo.

Tiempos confusos en los que los liberticidas claman por la libertad de expresión, los fascistas por la democracia, los inquisidores devienen mártires, los pederastas imparten moral al tiempo que los llamados de izquierdas apelan al orden, pretendiendo que reprimidos y anorgásmicos falócratas dejen de repartir categorías universales y fijas y que, el prójimo o prójima, se lo monten en paz de Dios y como buenamente puedan.

«Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se condenará a muerte a los dos, y serán responsables de su propia muerte, pues cometieron un acto infame». (Levítico 20:13). La palabra de Dios que enseñan los designados por los obispos, con cargo al erario, en escuelas públicas y colegios concertados. Dios es amor, así lo aprenden niños y niñas.

Que pasee el autobús por donde guste, eso sí pagando ellos la gasolina, y podamos el resto de los mortales ir a recibirlos para decirles lo que pensamos acerca de esa manía tan católica de tocar los penes y las vulvas de niños y niñas mientras el adoctrinamiento.

Que cualquiera posea la facultad de afirmar lo que guste mientras tenga yo el derecho de negarlo. Nada es sagrado, todo se puede decir. Lo otro es pendiente peligrosa.