gara, donostia
EDITORIALA

La UE se suma a la escalada de tensión

El ataque de Estados Unidos a un aeródromo sirio con misiles tomahawk sacudió la madrugada pasada las cancillerías de todo el mundo. Estados Unidos calificó el lanzamiento como «represalia» por el ataque químico del pasado martes en Idlib, atribuido al Gobierno sirio y que este niega. Toda represalia tiene la consideración de un castigo que se impone a alguien por una agresión u ofensa y, por tanto, tiene carácter de sanción y, en consecuencia, suele tener un efecto más propagandístico que efectivo. Lanzando este ataque como represalia, Estados Unidos vuelve una vez más a erigirse en juez y verdugo internacional, por mucho que el actual presidente declarara durante la campaña electoral que renunciaría al papel de gendarme del mundo.

Un ataque unilateral, además de violar el derecho internacional, deteriora todavía más las cada día más frágiles instituciones internacionales, reforzando el uso de la fuerza como instrumento político en detrimento de la diplomacia, el diálogo y el acuerdo. En este sentido es especialmente preocupante la posición adoptada por la UE y la mayoría de los países europeos que, con la honrosa excepción de Suecia y Suiza, han justificado el ataque, situándose de esta manera entre los promotores de una escalada de tensión en la zona que desestabiliza a todo el mundo.

Más graves si cabe han sido las declaraciones de la OTAN, con las que han coincidido tanto Angela Merkel como François Hollande. En un ejercicio de cinismo han responsabilizado de la agresión al agredido, despojando de este modo al agresor no solo de la responsabilidad sobre sus acciones sino también de la capacidad de modular una respuesta más allá del ojo por ojo. Los líderes de la Unión Europea se sitúan de esta manera a la vera de Estados Unidos, sin voluntad para desempeñar un papel propio como valedores de un orden internacional basado en el diálogo y los acuerdos multilaterales como fundamentos de la seguridad en el mundo.