EDITORIALA
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Las urnas nunca son el problema; ignorarlas, sí

Francia conjuró ayer la amenaza y cerró la puerta del Elíseo a la candidata ultraderechista Marine Le Pen, que no obstante consiguió más de 11 millones de votos, el doble de los que obtuvo su padre en 2002. Los análisis de fondo llegarán en los próximos días, pero un temor sobresale por encima del alivio parcial que supone la victoria de Macron: la posibilidad de que su victoria siga alimentando a la extrema derecha.

Es probable que así ocurra si siguen convergiendo, por un lado, la ausencia de una izquierda que sigue buscándose a si misma y, por otro lado y sobre todo, un stablishment que ignora sistemáticamente las señales que los ciudadanos envían una y otra vez, ya sea a través de las urnas o a través de movilizaciones. Hace ya 12 años que los ciudadanos del Estado francés rechazaron en las urnas el proyecto de Constitución Europea, decisión ignorada de facto por las élites. De aquellos y otros polvos, estos lodos.

Frente a la gris cita electoral francesa, las urnas fueron también protagonistas en Euskal Herria, donde más de 63.000 personas participaron en las 52 consultas celebradas ayer –ya lo han hecho casi 150.000 en diversas olas–. Un éxito notorio para una dinámica ciudadana nacida desde abajo, capaz de interpelar a sectores sociales diversos y plurales, capaz de atraer a militantes y representantes de PNV, EH Bildu y Podemos, junto a miles de personas sin adscripción política estanca –cada vez son más–. La fotografía que dejan las consultas organizadas bajo el paraguas de Gure Esku Dago es la de la mayoría social vasca movilizada en las plazas de 52 municipios a favor de decidir democráticamente el futuro político de este país. Una imagen que se reproduce en el Parlamento de Gasteiz pero que se sitúa en las antípodas de la ofrecida por PNV y PP en los despachos de Madrid.

Ni Macron ni Urkullu debieran pasar por alto un hecho significativo: las urnas –la Generalitat ha anunciado la compra de 8.000– nunca son el problema; ignorar los mandatos que otorgan y las señales que emiten, sí.