El amor tiene esto: que es maravilloso, espectacular y lo mejor que le puede pasar a uno... Pero por desgracia, no es buen consejero. Menos aún cuando se confunde con instintos más primarios. Las relaciones nacidas en el ardor de la llama de la pasión suelen durar lo que aguante el calentón, y claro, cuando nos quedamos a oscuras, toca volver a la realidad y  recoger los pedazos. De esas promesas, de esos sueños, de aquellos proyectos... todos ellos igualmente incumplidos. Los chascos, también tienen esto.

Para su nueva película, Juan Taratuto vuelve a juntar a Valeria Bertucelli y Adrián Suar. En la ficción van a encarnar a dos actores (ella, una debutante desconocida; él, una estrella del séptimo arte) que se conocen durante un rodaje, y que al terminar este, ya tienen todos los planes de boda a punto de concretarse. El problema está en lo que ya se ha mencionado: la atracción sexual les ha cegado. Sobre todo a ella. Cuando la temperatura de su cuerpo vuelve a sus niveles normales, la pobre se da cuenta de que su pareja es un impresentable. Un cretino. Un imbécil. Un boludo, vaya. Algo que él intentará desmentir por todos los medios. Tanto los que le brinde la realidad como los que corran a cargo de la siempre maleable (y por esto tan agradable) ficción cinematográfica.