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Bobadas alpinas

Ecosistema


Deportes con un grado de hipertrofia elevado como el futbol producen una desmesura de noticias a su alrededor en gran parte ajenas a la misma actividad deportiva. La montaña no da ese juego salvo, quizás… en el Everest. Así que este año, como siempre, entre las 750 personas aproximadamente que se calcula que escalarán la montaña y sus adláteres, hay tema. Desde la muerte del nepalí Min Bahadur Sherchan que pretendía subir la montaña con 85 años para batir el récord de su previo ascenso con 76 y cuyo corazón se paró de noche dentro de su tienda, no mal final para una edad tan elevada. Llamativo resulta ver como la reciente ascensión express de Killian Jornet a la montaña suscita tal cúmulo de malos rollos y comentarios desconfiados en determinados círculos montañeros, tema para estudiosos de la sicología de la envidia y demás. Pero lo que me llama más la atención es un clásico de esta gran montaña, el robo de botellas de oxígeno a lo largo de la ruta, además del robo de comida, hornillos y cartuchos de gas. La explicación clásica era la de gente sin equipo suficiente o acuciados por una emergencia, que tiraban de lo ajeno (poniendo de paso en peligro a los que contaban con ese material). Otra explicación que se apunta recientemente es que se roban botellas de oxígeno para revenderlas a otros ascensionistas. Un ecosistema económico cerrado digno exponente del sistema en que vivimos.