29 MAY. 2017 ALAVÉS Lección de orgullo y dignidad, también en la derrota El Alavés perdió la final frente al Barcelona (3-1) en el último partido oficial que acogía el Vicente Calderón. También supuso la despedida de la camiseta albiazul de varios jugadores, detalle que disparó las emociones una vez que finalizó el encuentro. Ane URKIRI ANSOLA Madrid Cuando el que canta “Campeones, campeones” es la afición del equipo perdedor de una final, algo falla o algo funciona. En el caso del Alavés, es porque funciona a la perfección la conexión entre equipo y afición. «Yo me siento ganador», dijo Manu García en zona mixta. «Hoy hemos ganado, con nuestra afición, con su ilusión y con sus ganas», afirmo el técnico Mauricio Pellegrino. El agradecimiento a la afición fue inmensa, nadie quería irse del campo. No por ver al Barcelona levantar la Copa, sino para aplaudir a esos protagonistas que les había devuelto la ilusión. Los jugadores tampoco quisieron abandonar el terreno de juego. Primero, una media-vuelta al campo para agradecer el esfuerzo de los seguidores y luego, uno a uno. Con un Deyverson emocionado, con un Theo Hernández agradecido en su último partido como albiazul, con un capitán que no podía contener las lágrimas... Las derrotas siempre son duras de asumir, más cuando el Barcelona te ha ganado con dos chispazos. Ahí se esfumó el sueño del Deportivo Alavés, de un Glorioso que volverá a levantarse de este golpe, amargo y dulce a partes iguales. Grupo humano Los aficionados –que aún ayer seguían por las calles de Madrid vestidos con las elásticas albiazules, mostrando su orgullo de pertener a la familia alavesista– volverán a vestir la camiseta albiazul y a ondear la bandera, la próxima temporada, en la que se esperan muchos cambios. Fue el último partido de un grupo que, más que un equipo de fútbo era un grupo humano. Solidarios entre sí, con una química que difícilmente se repetirá y con un entrenador capaz de convencer de sus ideas a todos los componentes de la plantilla. Será complicado mejorar esta temporada. Los trabajadores de la gestión deportiva tienen una tarea ardua en el mercado estival para formar una plantilla equilibrada. Y es que, en el fútbol, lo importante es el presente. La memoria funciona en el fútbol en muy pocas ocasiones. El propio Alavés ya desafió ese dicho con la final perdida en Dortmund. A pesar de perderla, aún perdura ese hecho histórico. La plantilla que alcanzó la final de Copa por primera vez deseará que lo mismo ocurra con el partido que perdieron 3-1 con el Barcelona en el último partido oficial en el Calderón.