El Atxabal, un Santuario de oro para los sentidos

En el Valle de Zuia, más concretamente entre el Gorbea y la Sierra Brava de Badaia, se encuentra el monumental Santuario de Oro. Dicho Santuario es visitado por multitud de gente con ganas de disfrutar de él y las vistas que nos ofrece su mirador: Sierra Gorobel, el Desfiladero de Oca... Aparte de esto, el Santuario está situado justo al lado de una cima puntuable, el Atxabal. También tenemos justo al lado una pequeña, pero curiosa, escuela de escalada. Por último, para los amantes de realizar aristas y crestas, aquí también tenemos la cresta del propio Atxabal, la cual muere en su misma cumbre. Todo esto, y mucho más, convierten a este lugar en algo digno de visitar.

La única pega de este lugar es la carretera que nos acerca hasta el mismo Santuario y, por consiguiente, a la cumbre, desnaturalizando así la ascensión. Sin embargo, lo que aquí os propongo, es un recorrido alternativo que os permitirá subir al Atxabal desde lo más bajo de sus faldas, evitando dicha carretera. Este recorrido, además, es circular, por lo que podremos conocer las diferentes caras de este pequeño monte. Ya no quedan excusas para no pasarse por aquí.

Nuestro punto de partida será la iglesia de Bitoriano. Desde dicha iglesia hacia el sur baja una pista a la derecha, la cogeremos. Avanzaremos por dicha pista sin salirnos en ninguno de los desvíos que encontraremos tanto a la derecha como a la izquierda. En breve, llegaremos a una pequeña granja, en la cual atravesaremos una langa para introducirnos en una larra.

Aquí deberemos ir esquivando la zona pantanosa que ha formado el barro de las vacas. De esa manera, subiremos por la larra hasta llegar a una segunda langa. Atravesaremos esta última para empalmar con un nuevo sendero. A partir de ahora, el juego consiste en ascender por dicho sendero dirección sur cubiertos por el brazo protector de un frondoso bosque.

Poco a poco, dicho sendero se va juntando al arroyo que tenemos a nuestra derecha hasta quedarse definitivamente pegado a él. En este punto, nosotros continuaremos ascendiendo por el lado de la rivera por el que íbamos, sin cruzarlo.

Casi sin darnos cuenta, llegaremos a una fuente donde podremos echar un trago de agua fresca y reponer fuerzas. Al poco, unos simpáticos mojones nos saldrán al paso para indicarnos el camino. Los seguiremos para aparecer, directamente y sin previo aviso, en el Santuario de Oro, magnífica edificación. Aquí el bosque muere, así que podremos pararnos un momento a disfrutar de las vistas de su mirador y recuperar el aliento antes del ataque final.

Justo en la parte trasera del Santuario, nace un difuso sendero que asciende por toda la larra. Lo seguiremos para avanzar dirección este y llegar por fin a la cumbre del Atxabal (889 m), ¡enhorabuena!

Justo al lado de la cumbre, hay un repetidor. Nosotros cogeremos la pista que llega hasta dicho repetidor y descenderemos por ella dirección sur hasta salir a la base de las paredes de la mítica Escuela de Escalada de Oro. Caminaremos, ahora hacia el oeste, teniendo a nuestra derecha las vías de escalada de escuela, dignas de admirar por sus formas y líneas de ascensión. Sin embargo, nosotros estaremos atentos a la aparición de un sendero a nuestra izquierda. Para más señas, esto ocurrirá, más o menos, cuando la pista por la que vamos haya recorrido un tercio de la longitud de la Escuela de escalada.

Bajando por dicho sendero, pronto saldremos a otro sendero bastante más formado que llanea dirección norte. Dicho sendero, en un principio, va a cielo abierto. Más adelante, en cambio, se adentra en un precioso bosque de hayas –el que aparece en la imagen de al lado– que, como no podía ser de otra manera, disfrutaremos un montón.

Cuando menos lo esperemos, saldremos a la carretera que va de Bitoriano al Santuario. Simplemente nos resta descender unos dos kilómetros por dicha carretera hasta salir de nuevo a la Iglesia de Bitoriano y, por consiguiente, al inicio de la ruta, la cual es corta, pero intensa.