Raimundo Fitero
DE REOJO

Covfefe

Esta palabra inexistente del título se ha convertido en un tratado de interpretación de las pocas neuronas de un individuo llamado Trump que a ciertas horas de la noche no sabe dónde coloca los dedos en el teclado de su aparato de intoxicación global. Por la hora de la madrugada en la que escribió en Twitter esa misteriosa “covfefe”, se puede pensar que se quedó dormido o que se le cayó el vaso encima, pero puso a todos los servicios secretos de la galaxia en alerta. Y me tuvo muchas horas pensando cómo encajar la palabra en un capítulo que disfruté de “House of Cars”, una magnífica serie que vuelve.

Andaba yo covfefeando cuando asisto en directo a un acto surrealista o una simple reiteración de cinismo, porque el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, no ve nada malo en que el fiscal anticorrupción Manuel Moix tenga una empresa en Panamá para cobijar una propiedad valorada en más de medio millón de euros situada en Madrid, ni siquiera que mienta, ni que meta mano en los procesos de sus amiguitos los corruptos mayores de la banda de Rajoy. Es más, en la comparecencia para comunicarnos que Moix le había presentado la renuncia a su cargo, no se le cae la cara de vergüenza en jactarse de que intentó convencerle de lo contrario, de que continuara. Y es que la siguiente cabeza que deberá caer es la del propio Maza, porque Moix no ha dimitido, lo han dimitido, le han puesto una salida digna, pero mentirosa, obligada. Y como no espabile y siga con esas frases tan cargadas de medias verdades o de mentiras vergonzantes, el fiscal general, va camino de convertirse en un objetivo fácil, porque su función en estos momentos es el de fusible de ese otro ministro mentiroso, Rafa, para los amigos, Catalá de apellido, que está reprobado por el parlamento español. Un detalle no menor. Covfefe.