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BRUSELAS

La UE y China asumen el papel de abanderados del medio ambiente

La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático recibió críticas desde países de todo el mundo, incluso desde ciudades, estados y empresas estadounidenses. Ante un clima general de preocupación la UE y China aparecieron como abanderados de la lucha contra el calentamiento global.

Entre el estupor, el enfado y la preocupación, las reacciones al abandono por parte de EEUU del Acuerdo de París sobre el clima, llegaron de todo el mundo, pero también fue aprovechado por otras potencias para tomar el papel de abanderados contra el calentamiento global.

La Unión Europea dijo estar dispuesta a portar la antorcha de este compromiso, «mostrar el camino», en palabras del comisario para la Acción por el Clima, Miguel Arias Cañete .

A su vez, China se comprometió a «cuidar del resultado duramente obtenido» en París y adoptar las medidas concretas para permitir la puesta en marcha del Acuerdo.

«Nuestra asociación hoy es más importante que nunca» y la lucha contra el cambio climático, «más importante hoy que ayer», aseguró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al abrir la cumbre entre la UE y China ayer en Bruselas. Juncker quiso establecer así el perfil de un nuevo motor para la «diplomacia del clima», el eje Pekín-Bruselas, ante el desmarque de EEUU, que su presidente, Donald Trump, ya venía sugiriendo desde antes de su llegada al poder, cuando afirmaba que el calentamiento global es «un invento de los chinos» y que el compromiso de París perjudica a la economía y los empleos estadounidenses.

«No hay vuelta atrás en la transición energética. No hay vuelta atrás en el Acuerdo de París», indicó Juncker, en un mensaje similar al de los gobiernos alemán, francés e italiano, que en un comunicado conjunto, subrayaron la víspera que el acuerdo no puede negociarse en ningún caso, al contrario de lo que había sugerido Trump.

A su vez, el primer ministro chino, Li Keqiang, subrayó la necesidad de «mantener las reglas, especialmente las multilaterales».

Pero el entendimiento entre ambas potencias tiene sus límites. Discrepancias sobre comercio impidieron que unieran sus firmas en una declaración conjunta para confirmar sus compromisos adoptados en París y acelerar su cooperación en la puesta en marcha del pacto. En concreto, fueron diferencias sobre la sobreproducción de acero por parte de China, que preocupa al bloque europeo, y el estatus de economía de mercado, que Pekín exige a la UE que le reconozca.

Solo Siria –en guerra– y Nicaragua –que lo estimó poco ambicioso– no firmaron en 2015 en París el primer acuerdo climático de alcance internacional.

China y EEUU representan conjuntamente cerca del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero y su compromiso había sido crucial para lograr el Acuerdo de París.

La UE «buscará nuevas alianzas de las economías más grandes del mundo con los estados insulares más vulnerables», una asociación que incluirá a empresas estadounidenses, indicó Cañete, para quien la UE está «en el lado correcto de la Historia».

La referencia a las empresas estadounidenses no es baladí, ya que Trump también recibe una fuerte contestación interna por su decisión. Responsables de empresas como Tesla, Disney, General Electric e incluso las petroleras ExxonMobil y Chevron reiteraron sus compromisos con el pacto climático. También lo hicieron decenas de ciudades y estados estadounidenses, de Nueva York a California, que han organizado inmediatamente su resistencia, prometiendo que a nivel local EEUU seguirá avanzando hacia una economía más limpia.

Y aunque Trump justificó su decisión por los posibles beneficios para las empresas y ciudadanos estadounidenses, solo cuenta a nivel político con el apoyo de miembros de su partido, el Republicano.

La Casa Blanca se defiende

En un intento de rebajar estas críticas el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, aseguró que su país seguirá reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero pese a su retirada del Acuerdo de París. «No creo que vayamos a cambiar nuestros esfuerzos para reducir esas emisiones en el futuro, así que confío en que la gente pueda poner las cosas en perspectiva», añadió el jefe de la diplomacia estadounidense.

Pero el director de la Agencia de Protección del Medio Ambiente, Scott Pruitt, un negacionista del cambio climático, defendió la decisión «valiente» de Trump: «No tenemos ningún motivo para disculparnos como país», afirmó Pruitt, que insistió en que el mundo aplaudió la firma del Acuerdo de París «porque sabían que situaría a nuestro país en una posición de desventaja» y los europeos «quieren que sigamos dentro porque saben que va a frenar nuestra economía», criticando a los «exageradores del clima».

 

Declaraciones

«Lo que el mundo presenció ayer fue a un presidente estadounidense que pone en primer lugar a Estados Unidos»

MIke PENCE

Vicepresidente de EEUU

«No juzgaría a Trump. No deberían hacer un escándalo sobre esto, sino que deberían crear las condiciones para un trabajo conjunto»

Vladimir PUTIN

Presidente de Rusia

«Esta decisión no nos frenará (...), al contrario, más determinados que nunca, uniremos todas las fuerzas en Alemania, en Europa y en el mundo»

Angela MERKEL

Canciller de Alemania

 

Sensación agridulce entre los grupos ecologistas

Entre las críticas de movimientos sociales y ecologistas a la decisión de Trump, Oxfam aseguró que situará a EEUU a la cola de un futuro limpio y «los propios estadounidenses pagarán el precio», y la calificó de «injusta y corta de miras». Para BirdLife es «naif», «aislacionista» e «inmoral», mientras Greenpeace valoró que a la comunidad internacional reforzara el acuerdo suscrito aunque «temíamos un efecto contagio que hiciera que varias naciones también abandonaran el acuerdo», pero las primeras reacciones desde Europa, China y otros lugares del mundo «nos indican que Trump está aislado», un sentimiento agridulce que expresó también WWF.

La profunda decepción fue especialmente sentida en los países del área del Pacífico, muy expuestos al cambio climático, como expresaron el primer ministro de Fidji, Voreqe Bainimarama, que presidirá la próxima cumbre del clima. Australia, Nueva Zelanda o la Polinesia francesa también lamentaron el abandono de EEUU.GARA

 

Un Acuerdo difícil de abandonar, pero fácil de no aplicar

El presidente de EEUU tiene intención de abandonar el Acuerdo de París «desde ahora», pero formalmente EEUU no podrá salir antes de noviembre de 2020, casi en la misma fecha en que se celebra las próximas elecciones presidenciales. Para retirarse, un país debe notificar por escrito al Secretariado de la Convención marco sobre el Clima de la ONU (CCNUCC) pero no puede hacerlo hasta tres años después de la entrada en vigor del texto, que es efectivo desde el 4 de noviembre de 2016. Seguidamente, hay un preaviso de un año antes de poder salir realmente del acuerdo.

Por ello, Trump no podrá denunciar oficialmente el texto hasta el 4 de noviembre de 2019, y la decisión se aplicará como pronto el 4 de noviembre de 2020. La víspera tendrá lugar la próxima elección presidencial. Si la ganara un candidato favorable al Acuerdo, la retirada podría no hacerse efectiva nunca, si las administraciones entrante y saliente se ponen de acuerdo durante el periodo de transición.

Para acelerar el proceso un país puede retirarse de la CCNUCC, lo que tardaría un año. Pero Trump no aludió a esta posibilidad en su discurso, y habló de una negociación del acuerdo, una posibilidad que el texto no recoge.

En este contexto, Trump aseguró que EEUU no aplicaría «desde hoy la puesta en práctica del Acuerdo no vinculante de París». Concretamente podría dejar de enviar al Secretariado de la CCNUCC los planes de reducción de gases de efecto invernadero o renunciar a financiar las políticas de países del sur.

Pero suspender la aplicación del Acuerdo es «una violación del derecho internacional», advierte Arnaud Grossemente, abogado de derecho medioambiental, «y un acuerdo obliga a las partes, aunque no prevea sanciones» ni hay jurisdicción competente para imponerlas.

Expertos estiman que la retirada de EEUU es mejor que tener un mal socio en la mesa de negociaciones frenando la aplicación el pacto. «Mejor que él (Trump) salga del acuerdo, a que lo esté tirando hacia abajo», declaró Mohamed Adow, especialista de la ONG Christian Aid. «EEUU podía causar más perjuicios dentro que fuera del Acuerdo», estimó Luke Kemp esta semana en la revista “Nature”.GARA