Raimundo Fitero
DE REOJO

Despatarrado

Si lo escribimos en inglés, “manspreading” y sobre todo, si lo pronunciamos a nuestro libre albedrío, lo de despatarrarse empieza a ser una tema para despatarrase, pero de risa. Es lo mismo que escuchar a los chicos de la banda de Rajoy decir con énfasis palabras que les son tan queridas como inquisición o causa general, y extasiarse con las que tanto han odiado en sus recientes años franquistas como por ejemplo democracia. Me encanta verlos acusando a los partidos políticos del arco parlamentario de inquisidores, de intentar colar a su clientela televisiva que ellos son puros, limpios, impolutos y que si se les hace una comisión para investigar sus cuentas y latrocinios es porque quieren aniquilarles. Yo digo que con la ley de partidos que ellos propiciaron para acabar con otros partidos políticos, en especial, los vascos, se podría disolver el PP por miles de razones.

Pero de repente nos colocan una virtualidad social, la del despatarrarse que según aseguran cometemos los varones cuando viajamos en los transportes públicos. Nos abrimos demasiado de piernas y eso hace que robemos espacio a los que van a nuestro lado. Soy muy propenso a culpabilizar, a asumir todos mis comportamientos erróneos y rectificarlos, pero aquí voy a discrepar. Obviamente que los varones debido al vestuario y a la morfología, debemos en ocasiones abrirnos de piernas un poco para poder respirar y no tener dolor, pero que eso se convierta en un asunto de machismo o de casi acoso va mucho. Hay varones insufribles, pero también mujeres que tienden a expandirse en los asientos del metro o el autobús. Cuando empezó a vislumbrarse este movimiento contra el desparrame masculino pensé que se trataba de denunciar un cierto exhibicionismo, de marcar paquete de manera ostensible. Pero era por lo otro. Y eso no lo veo tan claro.