Las negociaciones para pactar las condiciones del divorcio entre Reino Unido y el resto de la Unión Europea comienzan hoy en Bruselas, cuando se cumple un año del referéndum con el que los británicos eligieron abandonar el club comunitario.

Aclarar la situación de los ciudadanos europeos tras el Brexit, consensuar la factura que deberá pagar Londres para consumar la separación y la situación de la frontera en el norte de Irlanda son las tres prioridades de cuyos avances dependerá que la UE acepte, a partir de otoño, emprender la segunda fase, que incluye pensar en el marco que se quiere para las relaciones futuras.

Los contactos formales arrancan tras una semana de conversaciones técnicas entre Bruselas y Londres para aclarar cuestiones de metodología u después de que desde París, Berlín y Bruselas se haya indicado a Londres que si decidiera dar marcha atrás encontraría la «puerta abierta» de la UE.

Los malos resultados del Partido Conservador en unas elecciones que la primera ministra, Theresa May, convocó para fortalecerse de cara a esta negociación han tenido el resultado contrario y han debilitado a la «premier», partidaria de un Brexit »duro» sin libre circulación para los europeos ni sometimiento al Tribunal de Justicia de la UE, pese a ser condiciones estrictas para el acceso al mercado único.

Los Veintisiete, por su parte, se niegan a contemplar un acceso «a la carta» a su mercado interior y reivindican el respeto de los derechos de residencia y sociales de los europeos que residan en Reino Unido hasta que abandone la Unión Europea.