Maitane ALDANONDO
Bilbo

UNA SOLUCIÓN DE ECONOMÍA CIRCULAR DESARROLLADA EN EL AULA

Cuatro estudiantes de secundaria de Bilbao han creado un dispositivo que convierte la energía térmica residual en electricidad. Gracias a ello, son finalistas en los premios Desafío Emprende impulsados por Obra Social “La Caixa“ y, por lo tanto, viajarán a Silicon Valley.

La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma». La célebre frase adjudicada a Antoine Lavoisier resume la esencia de Feeling Cells, el proyecto de Oihane Carralero, Patricia Gutiérrez, Galder Sasía e Íñigo Zorrilla con el que estos estudiantes de 4º de ESO en La Salle Bilbao Ikastetxea han resultado finalistas en los Premios Desafío Emprende. 1.392 equipos han participado en la iniciativa impulsada por la Obra Social “La Caixa“ en la que los estudiantes diseñan un proyecto que dé respuesta a una necesidad de su entorno mediante el aprendizaje basado en problemas y el trabajo colaborativo. Los jóvenes seleccionados viajarán este viernes a Silicon Valley (Estados Unidos), donde ampliarán sus conocimientos e intentarán superar el desafío asignado. Días antes del viaje se han reunido en el colegio junto con las profesoras Garbiñe Ibáñez y Martxeli Mugica, que les han acompañado en el camino, para explicar su vivencia. La única ausencia es la de Gutiérrez, que ya está en California.

Estos jóvenes estudiantes han creado un dispositivo que transforma en energía eléctrica la energía térmica generada con el contraste de temperatura y la acumula para su uso posterior. Para ello utiliza células Peltier –varias uniones de dos metales o semiconductores entre dos placas–, cuyo uso ha estado vinculado a la tecnología militar y espacial. Antes de decidir su reto, investigaron en necesidades energéticas y dieron con esas células. Tras semanas recopilando información, así como viendo sus usos en el mercado, empezaron a definir su solución y a experimentar con un radiador y un generador. Han desarrollado su idea aplicando el método científico, labor en la que han contado también con la ayuda del del exalumno del centro Endika Muñiozguren, así como con el profesor del Departamento de Electricidad y Electrónica de la UPV/EHU Josu Jugo. La innovación que proponen está en el uso, en la generación de electricidad, y creen que podría ser una solución viable que puede tener un uso real; por ejemplo, personas en condiciones extremas podrían tener electricidad de manera fácil, barata y sostenible con una hoguera y estas células. Además, han tenido que analizar todo lo relativo a su viabilidad económica, desde un plan de negocio hasta la defensa oral del proyecto.

Competencias para emprender

Empezaron el proyecto al inicio del curso y en mayo fueron uno de los 35 equipos seleccionados para participar en el Campus Desafío Emprende que tuvo lugar en Barcelona. Unas jornadas en las que experimentaron y mejoraron sus proyectos gracias al asesoramiento y al trabajo con expertos de diferentes ámbitos profesionales. Tras ese proceso, en el que también participó otro grupo del colegio, seleccionaron a cinco. Reconocen que no lo esperaban. Ser finalista supone viajar a Silicon Valley, una estancia de nueve días en la que participarán en talleres, visitas… pero también hacer frente a un reto. En el caso de Feeling Cells, a propuesta de su partner Eurest, deberán canalizar el calor que se genera en las cocinas y crear energía para calentar agua, teniendo en cuenta que en las cocinas se utiliza constantemente agua caliente y eso supondría un ahorro directo de energía. En opinión de Carralero, «esta propuesta es inmejorable, está muy bien definida y es muy tangible. Que una multinacional como Eurest se haya fijado en nuestro proyecto y quiera colaborar con nosotros es la verdadera aventura, es el verdadero premio para este equipo». Por ello, tratarán de hacer un producto viable e implantable en cocinas industriales. También las profesoras que acompañan a los equipos tendrán que superar un reto: dar a conocer su aprendizaje en las redes sociales.

Es la primera vez que el centro se presenta a este concurso y lo ha hecho con nueve grupos. Su participación se enmarca en el proyecto colegial SEIN (Secundaria Innovación) que llevan a cabo desde 2007. Entienden la innovación como la suma de conocimiento, ciencia y tecnología, de modo que los alumnos definen problemas, gestionan información, la convierten en conocimiento y generan alternativas de solución creativas. «Lo que queremos es que el perfil competencial con el que acaben la ESO les asegure unas competencias que puedan seguir evolucionando. Es muy tarde desarrollarlos a partir de los 20, sus talentos están ahí ahora», explica la profesora Mugica. Se han esforzado mucho en este proyecto porque creen en él y les apasiona. Zorrilla afirma que la lección principal ha sido que «aunque parezca que todo es muy difícil, muy complicado, si trabajas y lo intentas lo puedes conseguir», a lo que su compañero Sasía añade que «la constancia, la paciencia y el tener el mismo objetivo es imprescindible».