EDITORIALA
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El sector público, clave en la política industrial

Al preconcurso de Edesa Industrial, empresa que compró CNA tras la quiebra de Fagor Electrodomésticos, se unió anteayer el anuncio de la multinacional General Electric de cerrar una planta recién construida en Ortuella. A todo ello se sumó la notificación de cambios en el accionario de la empresa Aernnova que ha creado desasosiego entre los trabajadores, puesto que temen una nueva deslocalización. Los sindicatos llevan tiempo advirtiendo de la subordinación de las plantas industriales en suelo vasco a los intereses de los grupos multinacionales de los que dependen y de la desidia del Gobierno de Lakua, que participó en su día en las inversiones de Aernnova –antes Gamesa– y General Electric –antes Alstom– para posteriormente deshacerse de esas participaciones.

El Gobierno de Urkullu anunció hace ya tiempo la creación de un fondo para la inversión en proyectos empresariales, pero lo cierto es que el sector público no ha crecido sino que, al contrario, ha perdido las participaciones que tenía, como lo demuestran General Electric y Aernnova. Lakua se ha limitado a ofrecer créditos y a proponer bajadas de impuestos a las empresas, lo que solamente proporciona mayores facilidades a las multinacionales para que puedan realizar sus deslocalizaciones llevándose lo valioso al menor coste. Incluso la canciller alemana, Angela Merkel, cuestionó la semana pasada en una entrevista a un diario económico alemán la política de subsidios a la investigación para que más tarde multinacionales extranjeras compren esas empresas y se lleven los resultados.

Cada vez es más claro que una política industrial digna de tal nombre necesita de la participación pública en el accionario de las empresas industriales del territorio y en la toma de decisiones estratégicas. Todo lo demás son fuegos de artificio que transitoriamente pueden mejorar la imagen gubernamental, pero que a largo plazo solo sirve para dilapidar el dinero de los contribuyentes.