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DE REOJO

Vistoso


A mis cosas. El encierro del día siete alcanzó un porcentaje de audiencia del sesenta y seis por ciento. Estas son las mediciones estatales. En el canal Internacional de TVE en sus diferentes horarios, es decir en directo e intempestivamente, pero también acomodado en redifusión a los husos locales puede alcanzar una cifra bastante mayor de difusión. Es la auténtica joya de la estatal. Esto sí es auténtica marca España. Ustedes perdonen.

Me he encontrado con un titular de un periódico que utiliza el adjetivo de vistoso para referirse a unas maniobras de desembarco conjunto del Ejército español y la Guardia Civil en la Costa Brava catalana. Desde entonces no me desprendo del concepto. ¿Qué querrá decir el periodista, el propagandista, el editor, el redactor jefe de ese medio al calificar de vistoso un acto de esas características tan amenazadoras? No sigo. Porque bien se podría calificar de vistoso un concierto en Hamburgo donde la señora Merkel echa una cabezadita y Trump parece de cuerpo presente pero no hace ni un gesto, como si fuera de cera. ¿Han visto cómo la esposa del presidente de Polonia lo dejó con la mano colgada sin saludarle? Vistoso. Incluso el encierro del sábado lo podríamos calificar de vistoso. O de curioso. O de misterioso. Me explico. Era el tercer año consecutivo que lo hacían los toros de la ganadería de José Escolar. Los dos años anteriores uno de sus toros, en la cuesta de Santo Domingo, justo al salir, al llegar a un paso de cebra, se había dado la vuelta camino del corral. Y Javier Solano se jugó una cena a que no podría suceder por tercer año consecutivo. Y la perdió. Sucedió, en el mismo lugar, como si hubiera un plan. Y costó volverlo a poner en la carrera. Y fue un doble encierro, el primero con cinco toros y el segundo y muy vistoso con uno. Cuatro vistosos minutos televisivos.