Natxo MATXIN
ATLETISMO

El arreón de Chelimo impide que Kiplagat haga historia

La atleta que compite por Bahréin estuvo más fuerte en el último repecho que la keniata, quien se quedó a un paso de su tercer oro.

De origen keniano y competiendo por Bahréin, Rose Chelimo celebra su triunfo. (Glyn KIRK/AFP)
De origen keniano y competiendo por Bahréin, Rose Chelimo celebra su triunfo. (Glyn KIRK/AFP)

Rose Chelimo –nacida en Kenia, pero que desde el año pasado compite bajo la bandera de Bahréin– impidió que su compatriota de origen, Edna Kiplagat, hiciese historia en la modalidad de maratón. La dos veces campeona mundial tuvo muy cerca colgarse su tercer oro, algo que ningún ser humano ha conseguido hasta ahora, pero se le atragantó el final de la prueba.

Quizás llevada por ese estímulo añadido de romper barreras, atacó a su rival cuando faltaban poco más de dos kilómetros para la meta, pero no supo dosificar como Chelimo, quien llegó bastante más entera al último repecho de la carrera, donde no solo alcanzó a Kiplagat, que había abierto un importante hueco y ya se veía campeona, sino que la superó en la pendiente con total autoridad.

La pájara de la keniata incluso estuvo a punto de costarle la plata. Mientras la ganadora entraba con una ventaja tan considerable como para darse un baño de multitudes, Kiplagat, a sus 37 años, madre de cinco hijos –dos de ellos biológicos– e inspectora de policía en su país, se las veía y deseaba para mantener la segunda posición ante el empuje de la estadounidense Amy Cragg, que entró en el mismo segundo que la keniata.

Menos emocionante, aunque también competida, resultó la distancia en categoría masculina, en la que sí acabó vencedora Kenia –quinto título mundial–, a través de Geoffrey Kirui, quien logró superar un momento de crisis en su duelo con el etíope Tamirat Tola, que acabó segundo y fue el que puso el ritmo definitivo para la criba final.

El atleta con mejor marca del año del centenar que tomaron la salida fue el más rápido en las cuatro vueltas del circuito con salida y llegada en Tower Bridge, una cita a la que faltaron el campeón olímpico, el keniano Eliud Kipchoge, y el mundial, el eritreo Ghirmay Ghebresslasie, quienes se reservaron para una carrera con mayor dotación económica que se disputará el próximo otoño.

Kirui logró el tercer mejor crono de un Mundial tras regularse cuando Tola atacó pasado el kilómetro 30, lo que incluso le permitió abrir una brecha suficiente como para pensar en el triunfo. Sin embargo, el keniata se repuso, hasta el punto de que cinco kilómetros después alcanzó al etíope y lo remató con un cambio de ritmo lo suficientemente fuerte como para recorrer los últimos 500 metros saludando al público.

Sorpresa en los 100 femeninos

La gran sorpresa se produjo en los 100 metros lisos femeninos, donde la “gacela” Thomson, campeona olímpica y mejor marca del año con solo una carrera perdida en la temporada, ni siquiera entró en el podio. Se aprovechó de ello la estadounidense Tori Bowie, ganando en el último suspiro a la costamarfileña Marie-Josée Ta Lou. También decepcionó la brasileña Rosangela Santos, que aspiraba a medalla, puesto que ocupó la holandesa Dafne Schippers, bronce, especialista en 200.

La griega Ekaterini Stefanidi dio todo un recital en pértiga femenina, completando la triple corona –campeona olímpica, europea y mundial– y siendo muy superior a sus rivales, hasta el punto de que realizó un último salto estratosférico para el público londinense y una vez que ya había logrado el oro, superando los 4.91. La estadounidense Sandi Morris fue la única que le hizo cierta sombra a la helena, saltando 4.75 –altura que solo superaron ellaas dos–, pero se atascó a partir de los 4.82, intentando también 4.89.

El neozelandés Tomas Walsh recuperó el dominio oceánico del lanzamiento de peso masculino, alcanzando los 22.03 –solo cuatro atletas habían superado los 22 metros este año–, en una prueba en la que el gran derrotado fue el campeón olímpico Ryan Crouser. Al parecer, el estadounidense se lesionó en una de sus piernas en el calentamiento previo, lo que le mermó de manera determinante.

Haciendo buena su condición de campeona olímpica, Nafissatou Thiam, de padre senegalés y madre belga –compite con este estado–, dominó con autoridad el heptatlón femenino, si bien no pudo acercarse a la marca que ya ha logrado de los siete mil puntos. En todo caso, casi distanció en cien puntos a la alemana Carolin Schäffer, que logró retener la plata con solvencia en la última carrera de 800 metros, sobre la holandesa Anouk Vetter.