Jon ORMAZABAL
Pelota

El Himalaya de Artola

La pareja de Asegarce remontó un 16-4 a los inalcanzables Altuna III-Rezusta para ganar en Donostia.

ALTUNA III-REZUSTA 21

ARTOLA-ALBISU 22


Dicen que la fe mueve montañas y, al menos el viernes por la noche en el Atano III donostiarra, la confianza que Artola y Albisu mostraron en sus posibilidades, esa que quizá de cuya falta han adolecido en compromisos pretéritos, les sirvió para desplazar el Himalaya que se les había presentado ante Altuna III-Rezusta, ese bloque granítico que tan inaccesible se había mostrado en las últimas fechas. Si la cátedra ya se había volcado con los de Aspe antes de comenzar el partido, qué decir cuando el marcador reflejó un casi hasta sonrojante 16-4, pero el de Alegia y el de Ataun tuvieron la vergüenza de, al menos, tratar de maquillar ese resultado y obtuvieron el premio de una de las remontadas más espectaculares que se recuerdan.

Y cuesta encontrar el punto de inflexión de semejante voltereta, se puede apuntar a un par de errores de Altuna, su falta de frescura tras otra semana de máxima exigencia, a la posible relajación de los de Aspe al ver semejante abismo respecto a sus rivales, a la liberación de un Artola al que incluso se le picó su derecha cuando lo vio todo perdido... todos ellos indispensables en semejante cabriola, pero quizá es más importante quedarse con las toneladas de confianza que una victoria de este tipo puede generar en los dos guipuzcoanos, especialmente en el delantero.

Porque el Artola enormemente voluntarioso pero romo en ataque demostró, y se demostró, que, con determinación y un poco de aire a favor, su gancho de izquierda también puede ser agudo, que quizá nunca llegará a ser el más fino estilista, pero que el txoko tampoco le es un coto vedado y así, con la ayuda de un Albisu que también fue creciendo junto a él en el partido, esa cancha del Atano que en esa primera parte tanto le ahogó, se convirtió en toda una autopista que le sirvió para hacerse con el trofeo de mejor pelotari del torneo.

Y siendo este un premio menor, tiene un doble peso para un pelotari que sabía que la de Donostia iba a ser, por proximidad geográfica, seguramente su única oportunidad del verano, y sacarle semejante rendimiento con semejante presión no está a la altura de cualquiera. A pesar de poseer un físico envidiable, las lesiones habían frenado la evolución del alegiarra y, a poco que esa derecha le respete, triunfos como el de Donostia han de servir para coger impulso de cara al futuro.

La venganza de Albisu

Habrá quien entienda, y no sin argumentos, pues su final fue mucho más regular, que ese trofeo Iñigo Salbidea podía haber terminado en Ataun, pero Jon Ander Albisu deberá conformarse con haberse tomado la revancha de lo sucedido en la final de Gasteiz, otro torneo con final inesperado. En el Ogeta, fueron Mikel Urrutikoetxea y el goierritarra quienes, con 18-11 en el marcador, se veían campeones ante Altuna III-Merino II, pero se quedaron con las ganas. Seguro que han sido bastantes más de una las vueltas que el zaguero de Asegarce le ha dado a la pelota que, con 21-19 y todo a su favor, mandó al colchón de abajo en un intento de cortada, pero desde el viernes esas preguntas han pasado a la cabeza de un Rezusta al que fue capaz de aguantar el cuerpo a cuerpo durante todo el partido, algo que no muchos pueden decir.

Tanto que fue esta vez el de Bergara el que tropezó en la recta final de un partido que se les había oscurecido cual galerna de verano. El aviso naranja que Artola y Albisu habían activado en el 20-14 había mutado a alarma y los corredores, inamovibles hasta entonces, se levantaron de sus butacas al ser los primeros en pronosticar lo que venía encima. Con 20-19, una cortada de Altuna parecía devolver la calma al Atano, pero la ciclogénesis era ya imparable.

Un gancho de Artola la reavivó en el 21-20 pilló de lleno al de Bergara que, exhausto, mandó abajo una pelota en el 21 iguales y se comió un amago de su delantero en el 21-22 final.