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IKUSMIRA

«Que la força us acompanyi»


Mientras escribía estas líneas, en plena Diada, cientos de miles de catalanes volvían a abarrotar las calles de Barcelona en favor de la independencia y en defensa del referéndum. Ya van seis años consecutivos celebrando movilizaciones de dimensiones espectaculares a las que cuesta encontrar parangón en nuestros días.

Las señales de que algo importante se estaba cociendo vienen de lejos. Quien no las ha visto es que, simplemente, no ha querido verlas. Ahora, llegado el momento decisivo, parece que a algunos les toca poner rasgarse las vestiduras al comprobar que los independentistas –¡sorpresa!– iban en serio y quieren construir su propio Estado.

Se acerca la cita con las urnas y el mambo ha comenzado. Estos días, por de pronto, ya hemos asistido con una maldita sensación de déjà vu a escenas dantescas como los registros beneméritos en imprentas y semanarios. Y, aunque espero confundirme, lo que te rondaré, morena.

Si alguien cree que a la demanda de urnas se le responde con tricornios, lo lleva claro, ya que no hace más que alimentar la máquina de independentistas y ayuda a que, aún más, los catalanes sientan el Estado español como algo lejano, ajeno y hostil.

En este contexto, cobra aun más sentido, y en unas fechas de lo más oportunas, lo que nos enseñó Salvador Allende: «la historia es nuestra y la hacen los pueblos». Al pueblo catalán, que la força us acompanyi! Y aquí, lo que nos toca es dejarnos de tibiezas y solidaridades ponderadas, que también tenemos mucho en juego. Gu beti Kataluniarekin.