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DE REOJO

Un desafío


Dicen los interesados que en los conflictos políticos o guerras, lo primero que muere es la verdad. La verdad y el lenguaje. Las guerras se ganan con armamento diverso. Una fase previa y posterior es la del lenguaje. Venimos de muchos años de conflicto en Euskal Herria como para no saber de qué hablamos cuando hablamos de intoxicación mediática y uso del lenguaje como arma de propaganda y de desmoralización. Y en cada circunstancia se empodera una palabra o unas palabras, algunas viejas como lo de constitucionalista que Alberto todo por España intenta colocar en el discurso  de Ciudadanos cada tres frases.

Pero en cintillos de periódicos, informativos televisivos o radiofónicos ha calado de manera total lo de “desafío independentista”. Intento calibrar el valor intrínseca del enunciado y no acabo de verle otra virtualidad que la de expresar de manera moderada su cabreo. En estos momentos se están atando los machos muchos columnistas, portavoces secundarios, oportunistas ye incendiarios. Si se mira un poco las redes sociales el lenguaje descalificativo ha ido en aumento. Y hasta ahora, todo lo que se nos ofrece en vivo o en diferido nos lleva a formarnos una idea catastrófica, llegando al colmo de los colmos, a decir de manera reiterativa que se trata de un golpe de estado desde ambas orillas. Entramos en la semana definitiva en donde el desafío de la banda de Rajoy se va a convertir en actos de violencia institucional, detenciones masivas, provocaciones en la calle, para lograr que todos los efectivo desplazados a Catalunya.

Está claro que, en el mejor de los casos, esto desemboca en elecciones, pero, insisto, no solo en Catalunya, Rajoy está haciendo campaña para ganar las generales inminentes. Quizás previa suspensión de la autonomía. Un desafío.