Mirian Otxotorena, Jose Javier Sestorain, Jose Manuel Araña, Marta Perez, Jose Angel Azpiroz, Jone Etayo, Fernando Eslava, Idoia Jimenez de Vicuña, Juan Martin Aleman, Carlos Aramendia, David Ruiz y Alberto Iriarte
Baserritarras
GAURKOA

Nueva regulación de la ganadería de Navarra

Si en América del sur recurren a los escuadrones de la muerte para eliminar a los pequeños campesinos, en Europa, que somos más civilizados, nos encontramos con normas sanitarias, que es un buen medio para lograr el mismo objetivo». Así se expresaba Jean-Michel Berho, miembro de la asociación de productores Fermier del País Vasco, en la asamblea general del pasado 28 de junio, en la cual uno de los temas centrales fue la afección de las normas de bioseguridad sobre los pequeños productores.

Situándonos en nuestro territorio, el Gobierno de Navarra está trabajando un decreto foral (DF) con el objeto de establecer las condiciones higiénicas sanitarias de bienestar animal y ordenaciones zootécnicas de las explotaciones ganaderas. Después de analizar los distintos borradores del mismo, las personas firmantes de este escrito, titulares de pequeñas explotaciones de distintos puntos de Navarra, queremos hacer públicas una serie de reflexiones al respecto.

Uno. La ganadería de Navarra ha sido y es una actividad económica importante tanto cualitativa como cuantitativamente para la fijación de la población en el medio rural, la gestión del territorio (montes, paisajes y medio ambiente) y la conservación de la biodiversidad. Históricamente en nuestra tierra las explotaciones ganaderas han ido organizándose en el espacio de una manera muy diversa en función de las condiciones orográficas, climatológicas y de ordenación del territorio. Mientras el norte montañoso se ha caracterizado por la diseminación de caseríos y bordas, la organización en valles y pueblos ha sido la forma de establecerse en zonas más llanas. Tradicionalmente ha sido una ganadería ligada a la tierra en base al aprovechamiento de los recursos propios y del comunal y a su vez extensiva que, por climatología o por manejo, en momentos puntuales se estabula. Asimismo las pequeñas explotaciones ganaderas de Navarra se han caracterizado por su diversificación. Normalmente existe más de una especie animal en cada explotación, en la que conviven vacas, yeguas, ovejas, cerdos, cabras y aves en las mismas instalaciones, prados y montes.

Dos. Es cierto que en los últimos 20-30 años, se han impulsado políticas agrarias que han originado cambios en el modelo tradicional de ganadería. Con lo que se ha llamado la profesionalización del ganadero, se ha ido a una ganadería más intensiva, estabulada, no ligada a la tierra, con un crecimiento en número de cabezas por explotación, sin aprovechamiento de los recursos de la zona, con el objetivo exclusivo de producir mucho a precio barato y sin tener en cuenta otras consideraciones. En este modelo la mayor parte de la alimentación procede del exterior, sin aprovechamiento a diente, y genera problemas medio-ambientales con los residuos.

Esta ganadería productivista e intensiva, deslocalizada del territorio, es una gran amenaza para las pequeñas explotaciones y para la subsistencia de la población en los pueblos de Navarra. Así, hemos visto como han ido cerrando muchas de ellas, a la vez que otras pocas se intensificaban y crecían. Un crecimiento sin límites, como vemos con el ejemplo de Caparroso y Soria, y cuyas consecuencias en ese sector son evidentes y recientes. Otros sectores, como el porcino y aviar, ya vivieron antes ese cambio hacia un modelo productivista, con la desaparición casi total del cerdo, pollo y gallina criados en libertad y de forma natural. Productos o sabores que la mayoría de la población no conoce.

Tres. Sin embargo, en los últimos años a nivel social está habiendo un pequeño cambio o nueva tendencia en la que estas pequeñas explotaciones, diversificadas y extensivas, que aprovechan los recursos del entorno (pastos de prados y comunales, bellotas, etc.) están siendo reconocidas por una parte de los consumidores por su gran valor. Se interesan por los alimentos que producimos, valorando el producto local, de cercanía y respetuoso con el medio ambiente, que conserva las razas locales y mantiene el medio rural. Al mismo tiempo se acerca a nuestras instalaciones para conocer nuestra actividad.

Y precisamente esta nueva o recuperada tendencia de producir de una manera sostenible y saludable y de comercializar sus productos al consumidor final a través de la venta directa hace que las explotaciones pequeñas y extensivas puedan ser rentables y sigan nuestros pueblos vivos.

Cuatro. Estos dos últimos meses hemos podido ver como el Gobierno de Navarra ha ido elaborando distintos borradores de trabajo con el objeto de regular las explotaciones ganaderas, mejorar las condiciones higiénico-sanitarias y de bienestar animal y en su nombre establecer unas distancias mínimas a respetar entre explotaciones y otros elementos, así como unos máximos de UGM (unidad de ganado mayor)/explotación que deben respetar las nuevas explotaciones.

En relación con las distancias se observa que no se han tenido en cuenta las características de la ganadería tradicional y extensiva existente en muchas zonas de nuestro territorio y que tal y como están planteadas se está comprometiendo el futuro de algunas explotaciones y la creación de nuevas, principalmente en el norte y la zona media de Navarra, porque no se les permite ampliarse o desarrollarse si se encuentran a menor distancia de las que se indican en este DF, problema que apenas tienen las explotaciones más grandes e intensivas por no estar ligadas al territorio y no importarles la ubicación.

Además, no se establece un plazo para que las explotaciones industriales y de gran capacidad reduzcan el número de UGMs a los niveles propuestos y mejorar así las condiciones higiénico-sanitarias y de bienestar animal. Tampoco hay ninguna referencia a la carga ganadera, al pastoreo, a la densidad ganadera dentro de las instalaciones, a la base territorial que deberían disponer las explotaciones ganaderas tanto para pastorear y producir forraje, como para gestionar el purín y el estiércol producidos.

Por tanto, ¿de qué mejora de condiciones higiénico-sanitarias y de bienestar animal hablamos? De los borradores estudiados se deduce que el objetivo es tan solo la ordenación del territorio con respecto a las explotaciones ganaderas y un tímido intento de limitar el tamaño de las explotaciones, ya que estas no podrán aumentar el tamaño de su explotación, pero tampoco tendrán que reducirlo a los límites que establece este DF y no tendrán problemas de hacer otra explotación allá donde puedan o quieran.

Además, todos los borradores se han elaborado con un único criterio: la aplicación de las medidas de bioseguridad (medidas de manejo, diseño y ubicación para aislar la explotación del entorno) a la totalidad de las explotaciones sin tener en cuenta los distintos modelos productivos existentes. Tampoco se ha previsto que la aplicación de este decreto foral generaría unos gastos innecesarios a las actuales explotaciones y dificultaría en muchas zonas enormemente la posibilidad de nuevas instalaciones de jóvenes y la ampliación de las actuales en modelos más sostenibles.

Por todas estas razones, pedimos unas medidas higiénico-sanitarias de bienestar animal y ordenación territorial de las explotaciones ganaderas distintas a las que se plantean, puesto que no reconoce ni apoya la ganadería tradicional y sostenible de Navarra. No se pueden tratar los dos modelos de ganadería por igual. La regulación de explotaciones ganaderas tiene que ir a facilitar, fomentar y no poner trabas a la ganadería extensiva, por su carácter de fijación de población, por mantenimiento de razas autóctonas, montes y paisajes, por su capacidad de generar empleo y fomentar así el desarrollo de la economía local, y al mismo tiempo a limitar y corregir la producción intensiva y de grandes volúmenes por el impacto económico, social y medio ambiental que genera en todo el territorio y territorios colindantes.