Jon ORMAZABAL
Pelota

Prueba de madurez en Ezcaray a dos de las posibles alternativas

Víctor quiere refrendar ante los suyos la metamorfosis de su juego ante un Danel Elezkano que regresa a la jaula con muchas ganas y juego.

Ezcaray enfrenta esta tarde en su frontón San Lorenzo a las posibles alternativas del Grupo Víctor Esteban y Danel Elezkano, dos pelotaris que llegan a este partido, todo un punto de inflexión, cargados de moral por sus últimos resultados. Siempre se dice que el primer partido de una liguilla de cuatro ofrece cierto margen, que los importantes son el segundo y el tercero, pero siendo Aimar Olaizola y Oinatz Bengoetxea los rivales a enfrentarse en esos encuentros, poco colchón le quedará al que no llegue hoy al cartón 22.

Pero, sobre todo, el partido de hoy es una prueba de madurez para dos pelotaris que llevan tiempo tratando de subir ese peldaño que los separa de los verdaderos estelaristas de sus empresas y son estos campeonatos los mejores escaparates en los que mostrar en que el escalón va reduciéndose.

En este sentido, el test es especialmente exigente para Víctor Esteban, mucho más allá de ese arma de doble filo que representa el jugar en casa. El de Ezcaray nunca ha escondido que quiere convencer a Asegarce de que puede tener un hueco como titular en el Parejas, tras haber sido suplente en los dos últimos.

El pelaire, que en junio renovó por dos temporadas con Asegarce, sostiene que ha cambiado, que ha madurado, y para ello se agarra a los últimos resultados. El mismo Víctor que en abril terminó llorando ante Rezusta en Bergara tras desperdiciar claras ventajas en el arranque del Manomanista, se convirtió, cinco meses después, precisamente junto a Rezusta, en el tercer delantero, tras Titín III y Gorostiza, en hacerse con el título de San Mateo.

Sin embargo, es su buen arranque en el Cuatro y Medio, tras ganar 22-4 a Jaka, el que refrenda su tesis. «Antes mi gran problema era ese, que solía jugar contra dos, contra el rival y contra mí mismo. Ahora eso ha cambiado, ahora creo que estoy de otra manera en el frontón, no cometo los fallos de antes, estoy mucho más centrado y eso es lo principal. Ganar 22-4 es que estoy haciendo las cosas muy bien, hace un tiempo no podría haberle ganado así a nadie, hubiera fallado siete u ocho pelotas», se sinceró el riojano.

La clave, el trabajo

Sigue siendo un pelotari muy impulsivo, pero poco a poco va encontrando el equilibrio y va ganando, poco a poco, la batalla a esos excesivos regalos que tanto lo han frenado. Y para ello no hay más secretos que horas y más horas en el frontón. La defensa en pared y afinar esas posturas para sacar las pelotas del txoko han sido los ejercicios que más tiempo le han llevado junto a Pablo Berasaluze y Gorostiza y esa confianza adquirida se nota.

El año pasado ya logró meterse en esta liguilla de cuartos y tuvo contra las cuerdas a Jokin Altuna en un partido en el que, más que el amezketarra, su peor rival fue él mismo y se diluyó en la cancha del Atano. Este año tendrá la oportunidad de enfrentarse por primera vez a Aimar Olaizola en una lucha individual, algo que le hace mucha ilusión y quiere hacerlo la semana que viene, señal de que ha superado a Elezkano.

El de Zaratamo cambió de empresa en busca de oportunidades, opciones que el año pasado se le cerraron en las luchas individuales por sendas lesiones. La vuelta a su lugar natural se ha producido a lo grande y, tras superar a dos rivales de entidad como Mendizabal III –en la previa– y Julen Retegi –en octavos–, quiere dar un paso adelante.

«Ante Julen Retegi me vi bien. El frontón de Biriatu era muy rápido y jugué mucho al aire y me favoreció. De todos modos tengo que seguir mejorando, sobre todo con los ganchos. No conseguí abrir lo suficiente y para la liguilla tengo que hacerlo mejor», señaló en la elección.

La exhibición de Víctor sobre Erik Jaka lo puso sobre aviso de lo que el riojano puede ofrecer, pero sabe como nadie lo que cuestan este tipo de oportunidades y va a por todas.

Agirremalloa y Erkiaga arrasan en Iurreta

Josu Agirremalloa, en juveniles, y Anton Erkiaga, en cadetes, se hicieron con las prestigiosas txapelas del Baque, tras arrasar en las finales disputadas en el Olaburu de Iurreta a Josu Eguren y Oier Hormaetxe. En ambos partidos los perdedores se quedaron en cinco y poco o nada pudieron hacer ante la superioridad de sus rivales.

En la final de juveniles, el markinarra demostró que es uno de los pelotaris que marca la pauta y no tuvo piedad del todoterreno de Atxondo, reconvertido a delantero en los últimos tiempos. La presión no afectó a Agirremalloa, que cuajó un partido perfecto y no cometió un solo error, mientras que sumó ocho tantos y otros nueve con el saque.

Anton Erkiaga, de Zeanuri, también mostró muy buenas maneras y apunta alto a sus 13 años. Ayer superó en todo momento a un rival dos años mayor que él y demostró manejar todas las posturas, con seis saques y nueve tantos en juego, cometiendo apenas un par de tantos en todo el partido. J.O.