Yo diría que la banda de Rajoy y sus corruptos palmeros quieren una rendición total. Una humillación. Un escarmiento. Viendo la nueva versión de OT en TVE, que por cierto tuvo una magnífica audiencia, se entiende que estamos en un tiempo de sordos, pero de los peores que son los que no quieren oír. El mismo esquema, la misma parafernalia, el mismo discurso, hasta con jurados clónicos. Cuando uno tiene la suerte de ver televisión en diferentes lugares comprende lo que son las franquicias. Todo está minutado, medido, guionizado, se utiliza una plantilla sobre la que simplemente se colocan nombres circunstanciales. Me pasa cuando veo “La Voz”, o “Master Chef” o “First Date”, decorado, personajes, tono, casos iguales. Y no es pura coincidencia. Los ministros se han lanzado a preparar a la población, a mentir como siempre, pero de una manera más desmedida y despiadada, los medios afines a este régimen de latrocinio y sabor franquista  se ponen en la vanguardia de este momento histórico de freno y marcha atrás en los conceptos democráticos y la recentralización más intolerante. El 155 es un gas sarín para el estado de las autonomías. Y se escuchan voces diciendo que pueden aplicarlo en Nafarroa.

Cuando las voces reaccionarias suenan el río de la banda de Rajoy tiene acciones en su fiscalía y su ministro de injusticia preparadas.

Me imagino un situación próxima: una autonomía intervenida, una República declarada y secuestrada, un proceso electoral suspendido. Un caos. Y por si acaso no lo recuerdan la fiscal del caso Gürtel acusa a la banda de Rajoy de financiación ilegal. Que conste en acta. Si la justicia española no fuera un remedo de la Justicia, si hubiera algo de dignidad la rendición debería ser la de estos usurpadores de libertades y banda organizada para delinquir de manera constante.