Itziar Ziga
Escritora y feminista
JO PUNTUA

Vivan los trapos

En estos días imborrables en que acompañamos entusiastas a Catalunya por el lado más salvaje de la vida, la izquierda española no para de recordarnos porqué llevamos siglos, concretamente desde que nos conquistaron, queriendo irnos. Ni ellas ni nosotras decidimos ser absorbidas por Castilla, nadie elige perder su libertad, y menos semejante destino. España, ¡qué planazo! Parece que no se nos quita de la maldita cabeza recuperar nuestra independencia y así andamos, siglo a siglo, dando la tabarra. Los fachas al menos son fachas: por mis cojones que no te vas de mi lado. Pero, ¡ay esa izquierda española tibia, turbia, cobarde, cretina, ni chicha ni limoná, que trata de reprocharnos insolidaridad de clase y la fechoría de querer trazar otras fronteras en un mundo que ya tiene demasiadas! Como si el problema de las fronteras fuera el kilometraje y no la desigualdad internacional y el imperialismo. Un país que mantiene la desgarradora valla de Melilla no debería darle lecciones sobre fronteras a nadie.

Cada vez que escucho a alguien pavonearse como ciudadana del mundo, deseo mandarla en patera a cruzar el Estrecho una noche de marejada. Cuando alguien se define excelentemente como persona, le pondría en la piel de cualquiera de mis amigas transexuales para que sintiera el vértigo de toda una vida peleando por ser posible. Quienes reivindicamos nuestro lugar en el mundo, porque ese legítimo lugar nos ha sido históricamente negado, violentado, acostumbramos a ser muy pesadas: no nos queda otra.

En estos días imborrables en que acompañamos entusiastas a esa Catalunya que vive heroica y peligrosamente, diviso las gilipolleces de siempre sobre las banderas y los trapos. Claro, el significado queda reducido a la materia con la que es visibilizado. ¡Arranquemos los ojos para que todo sea puro! Las banderas son trapos, los trapos son de las mujeres, las mujeres somos bobas. Como mi amada Manuela Trasobares, yo soy una mujer que adoro la estética. Sobre todo, somos maravilloso cuerpo en revolución.