Joseba ITURRIA
REAL

Una primera parte sin remate y una segunda muy preocupante

Los blanquiazules completaron una hora de partido a un gran nivel sin acertar de cara al gol y se hundieron tras el 1-2 y los cambios.

REAL SOCIEDAD 1

FOOTBALL CLUB ZENIT 3

 

La Real no pudo conseguir la victoria que necesitaba para alcanzar el primer puesto del grupo L y entrará el lunes como segunda en el sorteo de los dieciseisavos de final de la Europa League después de un partido en el que fue muy superior al Zenit hasta el 1-2. A partir de ahí se vino abajo sin que los cambios introducidos por Eusebio impidieran el hundimiento de su equipo en el tramo final.

El resultado no refleja para nada lo que fue el encuentro porque la Real dominó el partido durante más de una hora y tuvo ocasiones y opciones para ponerse por delante. Pero al Zenit le bastó con muy poco para marcar tres goles y para poner en entredicho a uno de los pilares del equipo realista, Gerónimo Rulli, al que bastantes aficionados realistas culparon de los dos primeros goles.

Lo peor fue que Eusebio, en lugar de tener en mente el partido del domingo contra el Málaga, que era el más importante de la semana, puso todo su arsenal de salida y eso no fue suficiente para desequilibrar el encuentro y, cuando movió el banquillo, la Real empeoró como es habitual con sus cambios.

Con el once de gala

A pesar de la cercanía del partido del domingo ante el Málaga y de que la Real tenía la clasificación para dieciseisavos asegurada y solo estaba en juego la victoria, el primer puesto y los 660.000 euros establecidos como premio por esos logros, Eusebio decidió presentar su once de gala en la vuelta a Anoeta tras la eliminación ante el Lleida con los menos habituales.

Roberto Mancini no alineó al portero titular Lunev, a pesar de que viajó a Donostia tras superar la lesión que le ha impedido jugar los últimos partidos. También sorprendió al dejar en el banquillo a los argentinos Mammana y Paredes y a Kuzyaev, jugadores titulares casi siempre para el técnico italiano. Eso le permitió mejorar con la entrada de los dos últimos, protagonistas de los goles definitivos.

Con su once de gala la Real jugó como acostumbra cuando se juntan todos sus artistas, con un dominio absoluto de la posesión y del partido y con multitud de ocasiones y de saques de esquina para adelantarse. Sin embargo, fue el Zenit el que se marchó por delante al descanso al aprovechar el segundo error consecutivo de Iñigo Martínez, que además fue superado en el uno contra uno por Rigoni, cuyo disparo botó antes de llegar a Rulli, que despejó al centro para que Erokhin adelantara a unos jugadores rusos que se habían limitado a defender su portería.

Las estadísticas oficiales del primer tiempo no tenían ninguna relación con el marcador del descanso. La Real había tenido el 68% de la posesión del balón, con un 86% de acierto en sus 278 pases buenos mientras que el Zenit solo acertó en 76. La Real remató 14 veces por solo 4 de su rival, dos en la jugada de su gol, y lanzó nueve saques de esquina por uno solo de los rusos.

El problema es que la Real no acertó en sus remates, solo tres fueron entre los tres palos, y no supo aprovechar la cantidad de jugadas de ataque y balones que centró sobre el área para traducir en el marcador su superioridad en el juego. Pero por lo menos parecía que la Real estaba por el buen camino y que a base de insistir el premio iba a llegar como lo encontró Willian José cuando empujó a la red una genialidad de Januzaj, una de las pocas de su irregular partido.

Un duro golpe

Cuando se podía pensar en la remontada tras el gol porque la Real seguía con su superioridad llegó la jugada clave del 1-2 en el segundo saque de esquina que lanzaba en todo el partido por los trece que llevaba en ese instante la Real sin generar claras ocasiones de gol. Bueno, la mayoría sin ni tan siquiera centrar el balón porque se buscaron jugadas ensayadas a la corta que no encontraron el premio a esa insistencia. Rulli no blocó el balón cuando parecía fácil hacerlo y despejó al centro y Kuzyaev lanzó un globo que aprovechó Ivanovic para marcar de chilena.

Ahí se acabó el partido. Eusebio agotó sus cambios cuando faltaba media hora para el final con la entrada de Juanmi, De la Bella y Canales en sustitución de Oyarzabal, Kevin Rodrigues y Zurutuza, pero como es habitual la Real empeoró con los cambios. Si Canales es el primer recambio siempre para los jugadores del centro del campo ya puede fichar algún jugador Loren en el mercado invernal porque un equipo en el que el jugador cántabro tenga semejante importancia en el centro del campo no puede aspirar a nada.

Lo peor no es que la Real acusara el gol y los cambios y que perdiera el partido, el primer puesto, y la oportunidad de dar un descanso a sus jugadores. Además un sector de Anoeta focalizó la derrota en Rulli, que había demostrado el sábado en el Wanda Metropolitano que es un gran portero, pero sobre todo en el segundo gol mostró inseguridad, que es lo peor que puede trasmitir un guardameta.

La Real, aunque todavía tuvo ocasiones para empatar, acabó muy mal el partido y el tercer gol fue el reflejo de ese triste epílogo al permitir a los rusos marcar un gol y mostrar una fragilidad defensiva impropia de un equipo profesional. Entre un montón de jugadores realistas Paredes entró como si sorteara conos para marcar el tercero.

Por si fuera poco, los aficionados rusos terminaron de indignar a los realistas al empezar a encender bengalas dentro del campo y provocar incidentes dentro del campo como los habían protagonizado antes fuera. La Real no solo dejó de ganar 660.000 euros, además deberá pagar una multa por los incidentes que llevaron al árbitro a interrumpir el partido. También hubo aficionados realistas que protagonizaron incidentes inaceptables, pero es increíble que cuando se sabía qué podía pasar no se tomaran más medidas de seguridad para evitarlos.