En diciembre de 2016 el presidente de USA Barack Obama proclama Monumento Nacional Bears Ears, 770.000 hectáreas en Utah, debido a sus valores paisajísticos, ecológicos y culturales de todo tipo. Además de ser territorios tradicionalmente sagrados para las comunidades indias locales, se incluía por primera vez la consideración de la escalada como una actividad apropiada y de valor para la zona. Obama se basaba en la “Antiquities Act”, legislación de más de cien años que permite a un presidente crear rápidamente un “Monumento Nacional” sin pasar por el congreso cuando hay una necesidad inmediata de protección. En este nuevo monumento se incluyen, además de Indian Creek, otras decenas de zonas de escalada diseminadas por este salvaje oeste. Ahora Trump anuncia la reducción de esta nueva reserva natural en un 85%, para abrir las puertas a empresas del petróleo, gas de esquisto y explotaciones mineras. La medida es imprecedente, nunca antes había sido tomada por un presidente y va incluida en una revisión de 27 monumentos USA declarados a lo largo de más de dos décadas y se supone el comienzo de una gran privatización de tierras públicas o federales para beneficio de los lobbies energéticos. Grupos como Acces Fund, Navajo Nation, tribus Hopi, Ute, Zuni y empresas como Patagonia, anuncian llevar el tema a los tribunales. Todo parece ir hacia atrás.