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JO PUNTUA

Soraya Freixenet


Soraya fue princesa de Persia, cuando con 16 años se casó con Reza Pahlevi, Sha de Irán, de 32. Fue llamada la princesa de los ojos tristes, quizá porque su esposo, lo que quería era un heredero y como ella no pudo dárselo la repudió. Un ejemplo de amor verdadero y de consideración de la mujer como mera productora de hijos, algo bastante extendido en casi todas las casas reales, que necesitan asegurarse la permanencia en el trono sea como sea.

Soraya, la del PP adopta cada vez posturas más de sabihonda y cada vez más agresivas. No se si habitualmente tiene los ojos tristes, pero algunos dicen que a veces se le alegran. Por ejemplo, el otro día en lo que se ha dado en llamar la comida de empresa de su partido, al término de la cual y, al parecer tras la ingesta de cava, explicó urbi et orbi en qué consiste la separación de poderes. Resulta que son el PP y Mariano Rajoy quienes han descabezado a los partidos independentistas por métodos tan expeditivos como meterlos a la cárcel o precipitarlos al exilio si no quieren dar con sus huesos en la trena. Y acabó pidiendo el voto para Mariano Rajoy para liquidar el independentismo después de haberlo descabezado. Genial esto de pedir el voto para Rajoy que no se presenta a las elecciones. ¿No será delito?

Son los estragos del cava, Freixenet, por supuesto. Resulta que, en plena campaña electoral, el presidente del Gobierno español se dedica a visitar la bodega de este fabricante de burbujas para recibir felicitaciones por la aplicación del 155, y de paso, hacer propaganda de una de las primeras empresas en sacar su sede de Cataluña. ¿Le habrá salido gratis la propaganda al del espumoso? Sería raro viendo con quien se la juega.

Espero que cuando estas líneas vean la luz estemos brindando por el triunfo del independentismo catalán. Que así sea y que sea con cava. El mío no será ni Freixenet ni Codorniú, por supuesto.