31 DIC. 2017 Taquillas Iratxe FRESNEDA Docente e investigadora audiovisual Sí, puede que sea cierto lo que dice Diego Lombardi, «en Facebook florece lo más imbécil de nuestra condición», pero también en las calles, en los bares o en los lugares de trabajo. Más allá de la vida real, en la realidad de las redes sociales en general, multitud de duendes se ocupan de proporcionar nuestros rastros a los “comerciantes” (ya sean corporaciones multinacionales o autoridades policiales de cualquier rincón del planeta). Gracias a las redes, mercaderes más o menos espabilados husmean en nuestros deseos para “hacerlos realidad”. Una realidad nada ideal para el mundo del cine, que parece vivir de espaldas a ese nuevo orden creado por las redes y al que poco provecho le sacan las salas de cine. Como muestra, un dato: este año la recaudación en taquilla en el Estado español ha sido la más baja en los cuatro últimos y la película que, básicamente, sostiene esa cifra (97 millones de euros) ha sido “Tadeo Jones 2: El secreto del Rey Midas”. Desde la obviedad que nos dice que el público es muy-muy joven y que va de la mano de sus progenitores hasta las salas (o que es bastante maduro y con cierto poder adquisitivo), hasta la realidad que marca el día a día de la taquilla: vemos cine “en casa”, en el móvil, en el ordenador y poco a poco vamos perdiendo el hábito de acudir a las salas porque creemos que la experiencia va a ser la misma. Llámenme antigua, que lo soy, pero nada como una sala de cine bien oscura para vivir todo tipo de experiencias.