Los «niños de la mochila» pedirán en Bilbo el retorno de sus progenitores
Las hijas e hijos de los presos vascos, conocidos como los «niños de la mochila», anunciaron ayer que estarán el 13 de enero en las calles de Bilbo sumándose a la convocatoria de manifestación realizada por Sare. «¿Acaso creéis que es posible hablar de una paz verdadera en Euskal Herria con nuestros padres en la cárcel?», interpelaron sus portavoces.
Un grupo de hijos e hijas de presos vascos compareció ayer en Bilbo para mostrar su adhesión a la movilización convocada por Sare para el 13 de enero, que partirá a las 17.30 desde La Casilla, bajo el lema ‘‘Elkarrekin aurrera egiteko prest gaude. Giza Eskubideak. Konponbidea. Bakea’’.
Costó que los más pequeños dejaran por unos minutos sus juegos en el patio de Karmela, un proyecto de autogestión que construyen los vecinos de Santutxu, para lanzar un mensaje claro al conjunto de la sociedad vasca: que necesitan a sus madres y padres en casa, por lo que trabajarán por lograrlo con todos aquellos que se involucren en esa tarea.
Eztizen Artola y Ainhoa Etxebarria fueron las encargadas de poner voz a uno de los colectivos más castigados por la actual política carcelaria. «Mientras nuestras compañeras de clase llegan a casa y esperan con entusiasmo su programa de televisión preferido, nosotros miramos una y otra vez el buzón esperando la carta de nuestros padres», explicaron.
«Mientras los y las niñas del barrio juegan en los coloridos parques –añadieron–, nosotras nos dormimos contando las lineas blancas de las carreteras». Viajes interminables por la geografía española y francesa para los txikis que, como manifestaron, «los y las encantadoras amigas de Mirentxin intentan amenizar» mientras «nosotras tenemos la cabeza en el partido de baloncesto de nuestro equipo. Porque ese es uno de nuestros pequeños sueños, que cuando terminen los viajes podamos jugar un partido con nuestro equipo y ganarlo».
Una infancia robada
Fueron algunas de las pinceladas expuestas por estas jóvenes sobre lo que supone en su corta vida la política de dispersión, cuyas consecuencias conocen de primera mano desde su nacimiento en la mayoría de los casos. «La cárcel nos ha robado nuestra infancia», denunciaron.
«Los y las niñas de la mochila no vivimos con nuestros padres. Solo vivimos con nuestro aita o ama, otros con los abuelos, y algunos con sus tíos. No son nuestros padres los que nos educan, porque no están presentes en nuestro día a día, porque no están en los pequeños detalles del día a día, ni en los más importantes», lamentaron.
«No sabemos lo que es el ‘beso de buenas noches’ de un padre. No hemos visto a nuestra ama esperándonos al salir de clase. Nunca hemos estado juntos abriendo los regalos de Olentzero y Mari Domingi. No hemos visto nunca a toda la familia entorno a una misma mesa. Nuestras mejores amigas no conocen a nuestra ama. Aita no sabe como es nuestra casa, nunca ha estado en ella», expresaron con dolor pero dispuestas a aportar a que esa dura realidad termine para todos ellos.
Por ello, se suman a la convocatoria nacional de la red ciudadana que defiende los derechos de los presos vascos, con la voluntad inequívoca de los y las «niñas y jóvenes de la mochila» por «trabajar por un futuro lleno de colores». «Porque así –confesaron Artola y Etxebarria en su intervención ante los medios de comunicación– imaginamos el futuro lleno de colores vivos. Rojo, morado, naranja, amarillo... Ha llegado el momento de liberar los colores en nuestro país. De liberar los colores y lanzar las mochilas al aire». «Ha llegado el momento de liberarnos de este peso», aseguraron.
En el futuro que añoran cada minuto de pasa y que se acrecienta en sus sueños día a día, ven a sus madres y padres en casa junto al resto de sus seres queridos. «Vienen a buscarnos a la ikastola o al entrenamiento. Hacemos planes y proyectos todos juntos, y están por primera vez en nuestra fiesta de cumpleaños. Ama, aita y nosotras, todas juntas en casa», insistieron.
«Ese futuro debemos comenzar a construir desde ya, no cuando seamos adultos –subrayaron–, porque necesitamos a nuestros padres en casa ahora, no dentro de 30 o 40 años».
Los «niños de la mochila» abogaron por construir «entre todas» una sociedad basada en la paz y la convivencia». «¿Acaso creéis que es posible hablar de una paz verdadera en Euskal Herria con nuestros padres en la cárcel», interpelaron Eztizen Artola y Ainhoa Etxebarria a aquellos que ponen en cuestión que sea posible el retorno de los presos vascos. Para comenzar a hacer ese camino, las hijas e hijos de los presos estarán el 13 de enero en Bilbo.
La madre de Marta Igarriz continúa ingresada en la Policlínica
La madre de la presa Marta Igarriz continúa ingresada en la Policlínica Gipuzkoa tras las graves lesiones que sufrió el 27 de diciembre en un accidente de tráfico cuando retornaba de una visita. La víctima tiene seis costillas rotas y dos vértebras aplastadas, lo que le dificulta respirar.
La tía de Igarriz, que sufre rotura de esternón, fue el martes dada de alta, al estimar los médicos que puede proseguir con su recuperación en casa, al contrario que la madre de la presa de Hernani, con muchos dolores al respirar.A.G.