Raimundo Fitero
DE REOJO

Las culpas

La culpa es siempre de los otros. En todas las circunstancias. Si un señor que ostenta el cargo de Director General de Tráfico del reino de España es capaz de gestionar desde el despacho de su casa la crisis de la última nevada, la culpa no hay manera de adjudicarle otro propietario que a los otros, sean la concesionaria, el tiempo, los conductores, el invierno o Zapatero. Todo el equipo del ministro Zoido vive siempre en Sevilla, que es una maravilla, y si hay un derby sevillano de fútbol, nieve o truene, uno debe estar al pie del cortador de jamón y del fino.

He recibido un meme de un conocido diciendo que bienvenida sea la nieve porque llevaba cuatro horas mirando la tele y escuchando la radio y no habían hablado de Catalunya. Ni del juzgado de Gasteiz donde se mide el grado de corrupción del PNV en uno de sus flancos. Es más, el colapso para la inmensa mayoría de los medios de incomunicación solamente existió en la AP-6, es decir en la muga entre Castilla y León y Madrid, a sesenta kilómetros de Madrid. Nada se dijo de los ocurrido en la A-1, ni del colapso en Altsasu que volvió a servir para mostrar el verdadero sentido de su ciudadanía en la solidaridad con los automovilistas atrapados. Ni en Burgos, ni los problemas en La Rioja y otras carreteras secundarias. Todas ellas dependiendo de la DGT, dirigida desde un despacho particular. Los de la banda de Rajoy son unos cobardes, ahora causan a la concesionaria de ese tramo, que será alguno de sus participantes en la caja B.

Se abre otro debate, ¿por qué los gastos de construcción y mantenimiento son públicos en las autopistas y su gestión privada? Es un modelo de capitalismo de amigos que debe ser abandonado ya. La Bilbao-Behobia, sin ir más lejos. Todo se convierte en política partidista y en nichos de corruptelas. Sin culpas no hay disculpas.