11 ENE. 2018 JO PUNTUA Dejad que los niños se acerquen a las drag queens Itziar Ziga Escritora y feminista Recuerdo con nitidez las palabras de mi amiga Beatriz Espejo aquella mañana, hace quizás diez años, en el Parc de la Ciutadella de Barcelona, en uno de tantos aniversarios en que recordamos irrenunciablemente a Sonia, una mujer transexual y sin techo asesinada por un grupo de neonazis en 1991, allá mismo, donde nos encontrábamos. «Todo este tiempo me he preguntado qué os hemos hecho, por qué nos odiáis tanto», dijo Bea. Y me heló la sangre. Y me la sigue helando, porque esas preguntas, para mí, no tienen respuesta. Entiendo que el monoteismo patriarcal, el imperialismo y el odio al otro, se nos impusieron a sangre y fuego. Entiendo los mecanismos por los que se nos inculca que el enemigo es el diferente, y no el superior jerárquico y, sobre todo, entiendo lo ventajosa que es esa propaganda del control horizontal para seguir dominándonos. Pero hay algo dentro de mí que se niega a comprender cómo alguien hace suya toda esa mierda que son las fobias hegemónicas hasta el punto de hacerle la vida imposible, en la medida en que el contexto social, la impunidad y su propia cobardía se lo permiten, a gente a la que ni conoce, porque sean maricones, travestis, moras o gitanos. «Estoy harta de que las drag queens y las travestis seamos siempre el centro del escándalo. Somos artistas, somos profesionales, trabajamos para todos los públicos. He actuado para niños muchísimas veces…». Habla La Prohibida, frente a la polémica inflamada por su participación en una carroza de la noche de Reyes en Vallekas. No es casual el odio patriarcal exacerbado hacia esos seres que transitan entre lo femenino y lo masculino, venerados en culturas donde el pueblo es y era más libre. Para conquistarnos, nos partieron en dos. La lucha gay y feminista no es imprescindible solo por justicia social, sin machismo nunca hubieran llegado a dominarnos tan adentro ni tan lejos. Eso sí, ¿los niños deben ser protegidos de las drag queens pero no de los curas? No me jodas. «Todo este tiempo me he preguntado qué os hemos hecho, por qué nos odiáis tanto»