gara, donostia
IBILIZ IBILI

Monte Toloño y San Cristóbal Por el salvaje oeste de la sierra de Toloño

Nunca jamás he repetido en un Ibiliz la ascensión a un monte. Y en su día, ya reseñé en esta sección la ascensión al San Cristóbal. Sin embargo, a mí con este monte me pasa como con las lentejas con arroz, esto es, que me gustan tanto que no puedo resistirme a un segundo plato. Encima, esta vez las “lentejas” vienen con guarnición de “Monte del Toloño”, ricas, ricas, y con fundamento.

Por lo demás, esta excursión tiene, como no podía ser de otra manera, todo lo bueno de la anterior, y algo más: contraste de paisajes y vegetación, mucho sendero y poca pista, caminar por el filo del San Cristóbal, descubrir la parte más oeste de la sierra del Toloño, subir por la desconocida cara norte del Toloño, dos cumbres puntuables...

Desde la última casa antes del depósito, cogeremos una pista señalada con las marcas del GR, las cuales ascienden suavemente hacia el sur. Mientras avanzamos por ella, obviaremos todos los desvíos que encontraremos a nuestro paso. De esta manera, llegaremos a una caseta en la que por su interior se oye correr el agua. Esta está situada justo antes de que la pista cambie a sentido descendente y se pase a la ladera sur de la Sierra del Toloño. Bien, pues justo a la izquierda de dicha caseta sale un empinado sendero que tomaremos. A partir de ahora, la vegetación será del tipo matorral bajo, muy bonita. Dicho sendero nos llevará al mismo filo de la montaña. Solo nos resta avanzar por este filo dirección este. Es así como subiremos dos antecimas antes de llegar, finalmente, a la cumbre del San Cristóbal (888 m). En su día ya os lo advertí, y hoy lo hago de nuevo, esta zona del recorrido es espectacular y, si la conocéis, vais a querer venir una y otra vez. El que avisa no es traidor.

Desde la cumbre del San Cristóbal sale un sendero hacia el este que, pronto, se convierte en pista para bajar por todo el filo de la montaña, muy empinado. Lo seguiremos de frente, obviando los desvíos que encontraremos tanto a la izquierda como a la derecha. Cuando lleguemos a un collado, nos tocará de nuevo ascender. Mientras estamos subiendo, veremos unas señales amarillas que cogeremos. La pista se convierte en sendero y, unas cuestas muy duras mediante, empalmaremos con otra pista que nace por nuestra derecha. Esta pista nos dejará en el filo de la montaña. Saltaremos una langa y giraremos a la derecha. Más adelante, nos encontraremos un precioso sendero marcado a la derecha con dos mojones. Lo seguiremos y, a ratos por bosque y a ratos por larra, volveremos de nuevo al filo del Toloño.

Cuando estamos a punto de llegar a lo más alto del monte, veremos un enorme paredón con un techo de piedra natural que haría las delicias de los noveno gradistas de la escalada. La cumbre de ese paredón, en cambio, no es la cumbre que buscamos. Deberemos coger una pista que va por la cara norte de la montaña, hacia el este, hasta la siguiente cumbre. Esta sí que es la nuestra. A modo de referencia, dicha cumbre se encuentra en la misma latitud que las ruinas del antiguo monasterio encantado del Toloño (1.271 m).

Desde la cumbre hacia el sur cogeremos un sendero que pasa justo por al lado de dichas ruinas hasta llegar a la Ermita del Humilladero. En ese punto, cogeremos una pista hacia la izquierda, hacia el este, durante unos 10 metros. Casi inmediatamente, empalmaremos con un precioso sendero que, atravesando pistas, nos dejará directamente en el aparcamiento de San Ginés.

¿Os ha gustado el plato de hoy? Si es que sí, ya sabéis, podéis repetir tantas veces como queráis, muy rico y saludable.