EDITORIALA
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El empleo bien merece una reflexión en profundidad

Cada vez es más habitual que los datos estadísticos se utilicen sin el más mínimo rigor; para remachar conclusiones predeterminadas más que alumbrar la situación real y animar a la reflexión. Así se suele definir por adelantado la idea a sostener y después se busca la cifra conveniente para ese fin: si la consigna es la de la recuperación económica, algún dato habrá que la corrobore. Cuando ayer se conocieron los datos de la Encuesta de Población Activa las valoraciones institucionales únicamente se fijaron en el descenso del paro, lo que es, sin duda, una buena noticia, especialmente para aquellos que han encontrado un empleo. Pero ahí terminan los aspectos positivos que la EPA aportó.

Si bien ha descendido el desempleo –con excepción de Iparralde donde ha habido un pequeño repunte–, el ritmo de caída es cada vez más lento. Los parados en Euskal Herria son todavía el doble de los que había al comienzo de la crisis económica y estamos lejos de haber alcanzado las tasas de desempleo de entonces para poder hablar de recuperación económica. A lo que hay que añadir que el número de ocupados es menor, lo que significa que muchos de los empleos que se perdieron con la crisis todavía no se han restituido. En este contexto no es extraño que la tasa de desempleo de Euskal Herria esté casi tres puntos por encima de la media de la Unión Europea y, como recuerda Gaindegia, entre las siete naciones con mayor tasa de paro de toda la Unión. Resulta igualmente preocupante que descienda la tasa de población activa –el número de personas en disposición de trabajar–, que sigue siendo de las más bajas de la Unión Europea. Tal vez sea el reverso de las precarias condiciones de trabajo que no animan a buscar un empleo y empujan a la gente a la emigración.

Todo indica que en Euskal Herria se está produciendo un declive de la capacidad laboral que merece una reflexión más profunda. Lo que sobra, sobre todo, son tantas declaraciones triunfalistas.